Dirty dancing, bailes sucios: es lo primero que se me ha ocurrido esta mañana cuando leía que el Gobierno ha dado el visto bueno a Repsol para explotar más petróleo frente a la costa de Tarragona mientras, al lado de mi café, yacía la “amable” carta, recién recibida, de Shell recordando que ha pedido una orden de restricción contra toda persona conectada con Greenpeace que se atreva a acercarse a los barcos que usará para perforar el Ártico.
Bailes sucios, porque no veo otra forma de describir los giros de palabras que se derraman para hacer parecer compatibles cosas que no lo son y nunca lo fueron: perforar para buscar petróleo y proteger zonas sensibles. Gracioso leer en la Resolución del Ministerio de Medio Ambiente de esta mañana que en el caso en que se dieran las circunstancias de un vertido de hidrocarburos en los nuevos pozos de Repsol en Tarragona, “las consecuencias podrían ser de moderadas a severas sobre la fauna marina, sobre la pesca o sobre el turismo costero, pudiendo ser críticas sobre determinadas especies de avifauna y sobre el Parque Natural del Delta del Ebro”. Eso sí, sería muy poco probable según ellos. Tan improbable que ya hay antecedentes: dos vertidos hace un año en las instalaciones de extracción de crudo de Repsol en Tarragona.
Menos mal que Repsol tiene planes en el caso de detectar riesgo sobre la avifauna acuática durante una marea negra, como “espantar a los ejemplares y mantenerlos alejados del área de riesgo”... sin palabras...
La producción total interna de crudo, cuando entren en explotación los dos nuevos pozos, no alcanzará el 0,6% del consumo nacional y tan solo está prevista durante unos 7 a 10 años. En cambio, el Gobierno español podría reducir el consumo nacional en una cantidad 10 veces superior tan solo apoyando una mayor ambición europea en los estándares de eficiencia energética de los coches que se discuten este año en las instituciones europeas. Esta reducción sería a coste ambiental cero, sin mareas negras y generaría un nuevo impulso a la innovación.
Bailes sucios para evitar que se de el cambio necesario a dejar el lastre pesado del petróleo. Pero en España más de 12054 ciberactivistas han escrito ya al Ministro de Industria Soria para que frene todos los nuevos pozos en la costa española. Que se suman al casi medio millón de personas ya nos acompañan en el mundo en la defensa del Ártico contra las prospecciones petrolíferas.
Somos muchos. ¿Todavía no te has sumado?
Sara Pizzinato (@pizzina78), responsable de la campaña de Cambio climático y Transporte de Greenpeace.
- Ciberactúa: Exige al Gobierno que abandone sus planes petroleros. No dejes que se repita en España lo que ocurrió en el golfo de México.
- No dejes que Shell destruya el Ártico