Esta intervención del logo de una corporación se llama "Parodia". Pero si SOPA y PIPA llegan a convertirse en ley, esto pasaría a ser una violación de dicha ley, con penas de cárcel y/o bloqueo permanente del sitio.
En el libro de la historia de las malas ideas, la de darles a las corporaciones el derecho de censurar Internet se ubica entre las peores.
Pero eso es lo que pasaría si se aprobaran dos proyectos de ley (SOPA y PIPA) recientemente presentados en el Congreso de los Estados Unidos. Los activistas a favor de la libre expresión ya están reaccionando en todo el mundo.
En solidaridad con sitios como Wikipedia, Boing Boing y Reddit, este 18 de enero el sitio web de Greenpeace Internacional permanecerá cerrado por 12 horas. El fin es protestar contra estos proyectos y contra la censura en Internet en general.
Si no sabes qué son SOPA y PIPA, puedes enterarte haciendo click aquí. Aunque son promocionados como esfuerzos para reducir la piratería de películas y música, tienen el potencial de permitir a las empresas que censuren el activismo digital.
En pocas palabras, estos proyectos de ley permitirán a las empresas a cerrar los sitios web que ellos creen que están infringiendo sus derechos de autor y marcas comerciales. Todo lo que tienen que hacer es dar aviso a su servidor –como el que registra el nombre greenpeace.org en Internet- de que su copyright fue violado. Luego el servidor tiene 5 días para tomar medidas para terminar con su servicio en el sitio. No necesitan presentarse ante un tribunal.
Si finalmente no hay violación de copyright, el servidor es inmune a cualquier demanda por haber bloqueado el sitio o haber suspendido cualquier otro servicio.
De hecho, la ley establece que las violaciones de copyright son un crimen tan grande que las corporaciones pueden funcionar como juez y jurado, presumir culpa y posible violación de los derechos civiles, libre expresión y privacidad en defensa de sus intereses.
Las corporaciones pueden exigir que los motores de búsqueda y las redes sociales bloqueen el acceso al sitio en cuestión, y que los servicios de pago y los anunciantes dejen de hacer negocios con él. Una disposición anterior, que establecía que los proveedores podían bloquear el acceso al sitio a través del dominio, ha sido eliminada por ahora. Esto, que en principio es positivo, es fatal si significa una mayor probabilidad de que el resto de las draconianas medidas del proyecto de ley se aprueben.
Pero, ¿qué tiene que ver esto con el activismo online?
Pues bien, resulta que las críticas y violaciones a marcas también forman parte del proyecto de ley – y eso es una invitación abierta a un abuso corporativo de la SOPA / PIPA para silenciar las críticas.
En Greenpeace hemos conseguido encajar unos cuantos buenos golpes de kárate a corporaciones poderosas aprovechando sus propios presupuestos de publicidad contra ellas. Ya sea parodiando el anuncio más caro de Volkswagen, dando a conocer el apoyo al American Petroleum Institute a la construcción de un gasoducto en Keystone, ilustrando la destrucción de la selva para obtener aceite de palma a través de la recreación de un anuncio de Kit-Kat, o subiendo una imitación de la web de Apple para presionar por una mejor política de residuos electrónicos, hemos ejercido con rigor nuestro derecho a la libertad de expresión al hablar libremente en contra de los abusos medioambientales de grandes empresas mundiales. Y así hemos logrado grandes victorias.
Usamos el propio lenguaje de las corporaciones, su propio marketing, su propia fuerza, contra ellas. Lo cual muchas veces se convierte en la única manera de que una operación totalmente financiada por socios, como son las nuestras, pueda poner el foco en el lado negativo de sus operaciones.
La cuestión es que mientras que caso tras caso los juzgados están de acuerdo con nosotros en considerar que la parodia es una forma protegida de libertad de expresión, las corporaciones a las que cuestionamos suelen discrepar. Exxon / Esso nos llevó a los tribunales en Francia por presunta infracción del copyright de su logotipo, cuando pusimos en marcha una campaña contra ellos.
Esso sostuvo que estábamos violando sus derechos de propiedad intelectual. Nosotros dijimos que se trataba de libertad de expresión. El tribunal estuvo de acuerdo, y en una decisión histórica, ganamos. Pero si le hubiéramos dejado la decisión a Exxon / Esso, habríamos sido silenciados.
La marca Kit Kat de Nestlé falló en su intento de eliminar de YouTube un vídeo donde parodiábamos su imagen – y criticábamos su apoyo a la destrucción de la selva. Cientos de nuestros seguidores repostearon el vídeo en otros sitios y sus propios perfiles de Facebook.
Finalmente, los abogados de YouTube intervinieron y el vídeo fue restituido. Con SOPA, el propio YouTube podría haber sido bloqueado por almacenar nuestro vídeo. Facebook podría haber sido suspendido por albergar material partidario. Greenpeace.org habría sido bloqueado en todo el mundo. Y Nestlé nunca habría sido obligado por nuestros colaboradores y sus clientes a revisar su política de contratación de aceite de palma, una medida que ha dado un golpe importante para una industria que está arrasando el hábitat de los orangutanes en Indonesia para plantar palmeras.
Por eso es necesario oponerse a SOPA/PIPA. Aprovechando que la administración de Barack Obama declaró que vetaría cualquier proyecto que contuviera alguna de estas medidas, y que SOPA en sí misma fue “archivada por tiempo indefinido”, es hora de enviar un mensaje, alto y claro, mostrando hasta qué punto nos vamos a oponer a la censura corporativa.
Más que nunca, el mundo en red está haciendo rendir cuentas a los intereses corporativos por sus abusos al medio ambiente y a los derechos humanos. No dejemos que la fuerza de la gente sea silenciada. Paremos la censura corporativa de Internet.
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Kumi Naidoo, director ejecutivo de Greenpeace Internacional