Ayer comenzaba una nueva legislatura con un Parlamento diverso y con una distribución plural, fiel reflejo de la sociedad. La campaña electoral ha estado plagada de propuestas de gran calado que necesitan ser materializadas, y es momento de pasar de las palabras a los hechos y de cumplir compromisos. En Greenpeace vamos a exigirlo desde el minuto cero.
Sin duda alguna el Parlamento se va a convertir en el centro de la vida política de este país, y las líneas verdes contribuirán decisivamente a la regeneración democrática, la generación de empleo o la lucha contra la corrupción. La protección del medio ambiente, cuyo maltrato la pasada legislatura ha generado pobreza, desempleo y pérdida de patrimonio natural colectivo, puede ser un punto de encuentro para generar mayorías parlamentarias.
Si hay valentía y determinación política, las líneas verdes generan bienestar y empleo. Son capaces de construir puentes y tejer espacios de encuentro, y por ello merecen estar en la agenda de prioridades. Estamos en un momento determinante para que se produzca un cambio en el paradigma del modelo económico vigente y en los patrones de consumo. Para que no haya personas que tengan que elegir entre calentar la comida o calentar una casa... que pueden estar a punto de perder.
La recuperación y blindaje del estado del bienestar ambiental ha sido reconocida de forma diversa durante la campaña electoral por muchas formaciones políticas, y debe estar presente en la agenda de prioridades de los grupos parlamentarios que han de arrancar esta nueva legislatura. Debe estar en la previsible reforma constitucional junto con el conjunto de derechos sociales.
La recuperación del espacio democrático a través del derecho a la protesta pacífica es inaplazable, porque tratar de criminalizar a quienes alzan la voz contra la degradación ambiental, señalando a los responsables de ello por acción u omisión no debe ser penalizado con cuantiosas multas decididas de forma arbitraria.
El movimiento se demuestra andando y por ello queremos que compromisos asumidos durante la campaña electoral se empiecen a materializar ya. Queremos líderes que actúen en aras del bienestar de toda la ciudadanía y no políticos que se limiten a hablar.
El apoyo a las energías renovables, a la pesca sostenible y la agricultura ecológica se ha de traducir en medias concretas en el Parlamento y en la acción del futuro gobierno. Ha de ser la legislatura del abandono de la costosa y peligrosa energía nuclear; de la derogación del impuesto al sol, la ley mordaza y la ley de costas; de la prohibición del fracking y las prospecciones en aguas profundas; de la disminución del uso del carbón y el desarrollo de un plan ambicioso de reducción de emisiones de CO2 que permita cumplir con los objetivos marcados en la pasada Cumbre del Clima de París; de la reducción drástica de los cultivos transgénicos y la valorización la gestión forestal para que nuestros bosques dejen de ser pasto de las llamas. Queremos que los tratados internacionales de comercio actualmente en proceso de negociación cuenten con la oposición mayoritaria del Parlamento porque tratan de limitar los derechos sociales, laborales y medioambientales de la ciudadanía europea.
La legislatura ha empezado. Es momento de tejer consensos y mayorías y focalizar los esfuerzos en buscar los puntos de encuentro. No hay mayor punto de encuentro que el bienestar de la ciudadanía, y para ello las líneas verdes son y serán un puente para ello.