El Arctic Sunrise ha servido de improvisado escenario en el puerto de Trípoli para una reunión entre los representantes de la expedición de Greenpeace y los distintos actores que en Libia se ocupan del medio ambiente. Sobre la mesa las propuestas de Greenpeace de establecer una Red de Reservas Marinas que garantice la protección de sus valiosos espacios en la costa mediterránea. Una Red que abarque el 40% de la superficie del Mediterráneo, de tal manera que seamos capaces de frenar el actual deterioro, e iniciar el camino de su regeneración.
Los libios ponen sobre la mesa los problemas ambientales a los que se enfrentan, que son muchos y variados: desde los vertidos de petróleo procedentes de buques, a los escapes de gases de refinerías o el vertido al mar de los escombros procedentes de las obras de demolición, el cambio climático, la escasez de agua, la deforestación o la presencia masiva de bolsas de plástico que el viento acaba arrastrando al mar. Ningún lugar de nuestra maltratada Tierra esta libre del impacto de la actividad humana.
Libia, debido a la bonanza económica de la que goza derivada del precio del petroleo, esta acometiendo una renovación masiva incluso de los mismos edificios de Trípoli. Pero si no se ponen las bases para evitarlo, puede ser a costa de la ecología, en especial del Mediterráneo y de su litoral, ya que el interior del país es el desierto del Sáhara.
Las costas del este de Libia han sido calificadas como uno de los "diez últimos paraísos" del Mediterráneo. En ella se encuentran algunas de las ultimas playas en las que todavía desovan las tortugas en el Mare Nostrum, cuyas poblaciones se ven diezmadas por las capturas accidentales en artes de pesca o la contaminación.
Los fondos marinos de sus aguas albergan desconocidas e inexploradas montanas submarinas donde seguro nos esperan numerosas criaturas aún por descubrir por la ciencia.
Si hablamos en serio de SALVAR EL MEDITERRÁNEO, las gentes de los pueblos que rodean este mar no podemos dejar que se pierdan sus últimos paraísos. Por ello estamos aquí trabajando por su protección.
A bordo del barco de Greenpeace Arctic Sunrise, Juan López de Uralde, director de Greenpeace España
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