Hace unas semanas Shell anunció que renunciaba a la extracción de petróleo en el Ártico de Alaska. Es una gran victoria para los millones de personas en todo el mundo que se opusieron a los polémicos planes del gigante del petróleo. A Shell le gustaría hacernos creer que la decisión de dejar el Ártico era puramente financiera. Los bajos precios del petróleo, los altos costos, y un hallazgo de mala calidad en Alaska ciertamente influyeron. Pero, como informaron varios medios, "en privado, los altos ejecutivos reconocen que las protestas tuvieron un impacto mayor de lo esperado, y dañaron la reputación de la empresa."
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Es un gran guiño a la oposición global a los planes de perforación en el Ártico de Shell, y sobre todo al movimiento de 7 millones de personas que piden la protección del Ártico. Así que aquí están cuatro claves que contribuyeron a esta victoria, mostrando que contra todos los pronósticos, el poder de la gente puede derribar incluso a los más grandes oponentes.
1. Escrutinio continuo
Una de las principales razones que Shell ha dado para irse del Ártico es la normativa federal “exigente e impredecible”, refiriéndose a esas incómodas normas sobre seguridad en sus operaciones y proteger la biodiversidad. La campaña puso un foco importante en todo el proceso regulatorio, para que Shell no pudiese aprovechar ningun agujero en las normas y que cumpliese con los más altos requisitos legales y normativos. El movimiento se aseguró que Shell (y el gobierno de EEUU) supiese que millones de personas por todo el mundo les estaban observando.
2. Daño a la imagen pública
El movimiento Salva el Ártico ha mantenido en el ojo público la actividad de Shell en el Ártico, dañando su reputación. Los directivos de Shell han admitido en privado que les ha cogido desprevenidos el daño que las protestas estaban haciendo a su imagen pública.
La campaña puso su foco en las colaboraciones que Shell estaba usando para limpiar su imagen, como el patrocinio del Gran Premio de Fórmula 1 o el contrato con LEGO que finalmente fue rechazado. También se puso en entredicho la supuesta seguridad de Shell en el Ártico evidenciando los fallos en sus equipos, incluyendo una plataforma que llegó a encallar en la costa de Alaska.
3. Cambiamos la historia
Millones de personas fueron aumentando la conciencia sobre el problema uniéndose a protestas, firmando peticiones, compartiendo mensajes de Facebook, escribiendo artículos de opinión, donando, o creando obras de arte callejero. Constantemente se vinculó a Shell con la destrucción del Ártico hasta que finalmente era esta la historia que el público conocía. Los grandes acciones directas de los miembros de este movimiento (como los activistas colgando del puente de Portland) y las protestas por todo el mundo, incluyendo España, también ayudaron a mostrar la fuerza del movimiento contra los planes de Shell.
4. Perseverancia
Probablemente una de las mayores razones para esta victoria es que juntos, mostramos a Shell que el movimiento y la protesta no iban a abandonar en ningún momento. Dijimos que tocaríamos el Réquiem por el Ártico todos los días de agosto frente a su sede en Londres y lo hicimos. Dijimos que dejaríamos a la gigante osa polar Aurora frente a su sede mientras Shell estuviese perforando en Alaska y lo hicimos. Pero esos son solo dos ejemplos de muchos a lo largo de los años de esta campaña global que ha sido apoyada por todo tipo de comunidades y nacionalidades. Siete millones de personas que le han plantado cara a Shell con determinación, creatividad, valentía y compromiso. ¡Siete millones de gracias!
¿Qué puedes hacer tú?
- ¡Únete a nuestra petición! Firma y súmate a más de 7 millones de personas que han pedido que se cree un Santuario para proteger el Ártico.
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