¿Sabías que en Mayak (Rusia) hubo un accidente nuclear casi tan grave como los de Chernobyl y Fukushima en una planta de tratamiento de residuos radiactivos?
La noche del 29 de septiembre de 1957 tuvo lugar un explosión en Mayak, que era una planta de procesamiento de combustible nuclear de la Unión Soviética (en concreto de separación de plutonio para uso en armas nucleares). Se clasificó 6 en la escala INES, lo que lo convierte en el tercer desastre nuclear más grave después de Chernobyl y Fukushima. Afectó a un área de 20.000 kilómetros cuadrados, que estaban poblados por 270.000 personas.
¿Sabías que 60 años después de aquel accidente todavía sigue contaminado?
A fines de agosto de este año, expertos de Greenpeace tomaron muestras de agua y peces del río Techa, que se encuentra en este lugar. Los resultados muestran altos niveles de estroncio-90 en el agua, alta actividad en las muestras de peces, y trazas detectadas en carne y verduras. El estroncio-90 es fácilmente absorbido en el cuerpo humano porque químicamente imita al calcio, de esta manera las personas sufren la exposición interna a la radiación.
¿Por qué no lo sabías?, pues quizás porque se mantuvo en secreto durante décadas. Hoy en día, la gente sigue sufriendo los impactos de la radiación continua de la fábrica de Rosatom. Nadezhda Kutepova que es una abogada local estaba trabajando para exponer la verdad sobre la contaminación radiactiva y ha sido forzada a huir de Rusia después de ser amenazada.
Rosatom es la corporación nuclear estatal de la Federación Rusa propietaria de Mayak, y regulador nuclear; y está tratando de crear una imagen de una empresa segura y avanzada, mientras que Mayak sigue contaminando el río local con sustancias radiactivas. Es una amenaza para miles de personas que viven en las orillas de los ríos, que utilizan el agua y comen sus peces.
Los accidentes no sólo ocurren en las centrales nucleares, Mayak no era una central nuclear, procesaba residuos radiactivos. Los accidentes nucleares se sabe cuando empiezan pero no cuando acaban; y la única manera cierta de que no vuelvan a ocurrir es abandonar la energía nuclear.