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Islandia, es uno de los países que no firmaron la moratoria de caza de ballenas |
Sólo hace 48 días desde que la Comisión Ballenera Internacional (CBI) se reuniese en Agadir (Marruecos). En esta polémica reunión se discutió si se reabría la caza comercial de ballenas. Greenpeace ya dio entonces la voz de alarma: el establecimiento de cuotas equivaldría a una apertura de la caza comercial de ballenas, cuya moratoria se aprobó en 1982 y entró en vigor en 1986. La reunión acabó sin ningún acuerdo, posponiendo esta discusión a la cita anual del año que viene.
Japón, Noruega e Islandía son los países que no firmaron la moratoria y que siguen, año tras año, cazando ballenas. Japón se ampara en la caza “científica”. Sin embargo, ni Noruega ni Islandia se esconden ya en estos supuestos fines científicos.
Desde entonces, la cantidad de ballenas cazada por Islandia ha ido variando, aumentando el número de ejemplares año tras año. En este “suma y sigue” de caza de ballenas han ido esquilmando las poblaciones de rorcual aliblanco o ballena Minke (Balaenoptera acutorostrata) y de rorcual común (Balaenoptera physalus), entre otras. Entre Japón, Noruega e Islandia han capturado desde 1986 más de 33.000 ejemplares de ballenas.
El Gobierno de Islandia se ha asignado unilateralmente una cuota anual de 175 rorcuales comunes. La carne de ballena obtenida tiene como único destino la exportación a Japón, ya que no existe demanda local. La mayor parte de las 1.500 toneladas de carne producidas durante la caza de 2009 continúan almacenadas en cámaras frigoríficas.
Hasta hoy, en lo que va de “temporada” se han cazado 77 rorcuales comunes y 58 ballenas Minke. De estas últimas, once se han cazado por grandes barcos balleneros Loftsson, que detuvieron su actividad a principios de junio, para retomarla tras la decisión de la CBI. Las 47 ballenas restantes fueron capturadas por barcos de la Asociación de cazadores de ballenas Minke, que al parecer habían dejado la caza y su intención era realizar avistamientos de cetáceos.
Tanto los balleneros islandeses como el Gobierno de Islandia reiteran en sus afirmaciones que esta pesquería fomentará el empleo en Islandia, actualmente en una grave crisis económica. En Greenpeace nos vamos a remitir a los datos: en 2008, cerca de 115.000 personas realizaron avistamientos de ballenas en Islandia. El 20% indicó que ésta fue la razón principal de su visita a este país. Más de 110.000 personas viajarían a Islandia a observar ballenas si este país cesa su caza. ¿No le saldría más rentable a Islandia dejar de cazar ballenas y conservarlas?
Además de Islandia, Noruega y Japón, las ballenas tienen otros problemas, como la escasez de recursos alimenticios, la contaminación, las colisiones con barcos y el cambio climático. Seis de las 86 especies de cetáceos reconocidas por científicos están críticamente amenazadas, ¿a qué espera la CBI para dedicarse a conservarlas?
Celia Ojeda, campaña de Océanos