Ayer lunes se publicó en el Boletín Oficial de la Junta de Andalucía la orden por la que se somete a información pública el “Plan de Protección del Corredor Litoral de Andalucía”.
Este documento establece medidas concretas para conservar el litoral de esta comunidad, destacando el incremento hasta los 500 metros de la franja de protección. Estas medidas, que atienden a criterios de protección ambiental y territorial, se traducen en un incremento del 50% de la superficie de litoral protegido en Andalucía.
Hablamos de la conservación de enclaves tan emblemáticos como Valdevaqueros, donde se frenaría un Plan de Urbanización que destruiría una de las últimas playas vírgenes de Tarifa; o la playa del Algarrobico, donde se pone de manifiesto una vez más la ilegalidad del hotel del mismo nombre; así como muchas otras valiosas zonas que se podrán conservar para el uso de toda la ciudadanía y para las generaciones futuras. Parece previsible la reacción de los defensores acérrimos del ladrillo, que vendrán a presentar alegaciones al Plan y a poner el grito en el cielo hablando de empleo y riqueza. Pero es hora de asumir la realidad de que el uso de nuestro litoral basado en la especulación y el hormigón es un modelo fracasado, tanto desde el punto de vista ambiental como económico y social.
El plan del litoral impedirá la construcción de algo más de 40.000 viviendas en los primeros 500 metros. La noticia es buena, pero es parcial, ya que esta cifra es sólo una cuarta parte de lo que se ha autorizado construir en primera línea de playa. Otras 143.000 viviendas siguen aprobadas y tarde o temprano, si nada cambia, se construirán.
La pasada semana recibimos otras dos interesantes y positivas noticias. La primera, la imputación como responsables de presuntos delitos de prevaricación y desobediencia al gobierno local de Carboneras que declaró urbanizable el terreno sobre el que se asienta el hotel Algarrobico, a catorce metros de la ribera del mar, y en pleno Parque Natural. Y la segunda, el recurso interpuesto por la Junta de Andalucía ante el Tribunal Constitucional contra la nueva Ley de Costas. Noticias que, en este periodo estival, proporcionan un pequeño y merecido descanso a las castigadas costas de Andalucía.
Sin embargo, consideramos que este descanso a nuestras cosas deberían ser unas eternas vacaciones en lo que a nuevas construcciones se refiere. Ya tenemos demasiadas urbanizaciones llenas de carteles de “se vende”. Necesitamos que se revisen los planes urbanísticos que se elaboraron durante la época de la burbuja inmobiliaria y que aún siguen vigentes en muchos pueblos y ciudades costeras. Incluso, deberían revisarse las competencias urbanísticas a municipios con políticas tan insostenibles como Tarifa y Carboneras, que han mostrado una total incompetencia para conservar su litoral y una clara falta de respeto hacia los intereses públicos.
Juande D. Fernandez
Delegado de Greenpeace en Andalucía.
@juande_fdez