La primera semana de cumbre ha terminado y ayer se presentó un texto que resume el trabajo hecho por los negociadores en los temas que no están cubiertos por el Protocolo de Kioto. En este conjunto de temas se incluyen dos que son esenciales para el éxito de esta cumbre: como hacer frente a los compromisos de financiación asumidos por los países industrializados y el establecimiento de un plan de trabajo para alcanzar un tratado global en 2015. Las 131 páginas del documento ponen de manifiesto la complejidad de esta negociación, pero casi todas las opciones siguen en la mesa para que la cumbre de Durban pueda saldarse con los resultados que pedimos desde Greenpeace.
Los temas más técnicos están bastante avanzados, aunque no todos los avances han ido en la misma dirección: mientras cuestiones como la cooperación tecnológica están bien enfocadas, el mecanismo de protección de los bosques en los países en desarrollo, que venía bastante bien estructurado de la cumbre de Cancún, se ha ido debilitando en las salvaguardas que contenía para proteger a las comunidades locales y la biodiversidad. Algunos países como Brasil se han opuesto enérgicamente a un sistema de salvaguardas robusto que contenga la obligación de reportar sobre el cumplimiento de los criterios establecidos.
Del documento también se desprenden las dificultades de alcanzar consenso en temas esencialmente políticos como la financiación o la asunción de un programa de trabajo para quedar todas las partes vinculadas por el mismo acuerdo global:
La definición del programa de financiación a largo plazo, que nos debe llevar a alcanzar los 100.000 millones de dólares anuales que los países industrializados han de poner al alcance de los países en desarrollo a partir del año 2020 no se ha discutido todavía, a causa de los reiterados intentos de EEUU de bloquear cualquier avance. Sin embargo las alianzas que están empezando a nacer entre países industrializados y países en desarrollo y algunas propuestas muy constructivas como la de Sudáfrica, que ha incluido el gravamen de la aviación marítima y aérea, dejan espacio para la esperanza.
El establecimiento de un plan de trabajo para firmar un tratado global que culmine en 2015, no queda reflejado en el texto. Ni siquiera existen, todavía, opciones para que las partes puedan, simplemente, decidir entre una u otra. La razón principal: se trata de un tema muy sensible y politizado difícil de atajar, sobretodo cuando países como EEUU manifiestan no querer ni siquiera discutirlo hasta después de 2020. En este caso, el rayo de luz lo puso ayer China que, suavizando su postura habitual, declaró su apertura a compromisos legalmente vinculantes en un futuro.
Mientras todo esto sucedía en el interior del centro de convenciones, cientos de miles de personas marchaban por la ciudad de Durban celebrando el “Día de Acción Global contra el cambio climático” y pidiendo a los gobiernos que escuchen a la gente y no a la industria más contaminante. Estados Unidos ya ha dejado claro que no está por la labor, así que para salir de Durban con un acuerdo que signifique algo para el clima y la economía de todos no hay más remedio que dejarles atrás. Llegados a este punto, la única forma de avanzar es soltando lastre.
En Durban, Aida Vila Rovira (@Aidavilar), campaña de cambio climático de Greenpeace
Demandas de Greenpeace para la cumbre climática de Durban
Vídeo de la acción del molino (en inglés)
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