Tres personas, vestidas con ropa protectora, están de pie en la orilla del río Szamos que separa Hungría de Rumania. Un húngaro, un rumano y un eslovaco. El aire no se mueve, el sudor gotea por sus espaldas. Pero el muestreo químico debe llevarse a cabo. Los residentes han denunciado que hay algo mal en el río, pero las autoridades son lentas y reacias a reaccionar. Han llamado a Greenpeace porque tenemos la tecnología y el conocimiento científico para realizar muestreos del agua de forma profesional.


 
La contaminación del río Szamos es sólo un ejemplo del tipo de problemas medioambientales transfronterizos en los que una organización internacional como Greenpeace trabaja a diario. Pero debido a la nueva ley que acaba de entrar en vigor en Hungría,  este tipo de trabajo está en riesgo, ya que tanto Greenpeace Hungría como el resto de grupos que reciben apoyo de personas de fuera del país han sido etiquetadas como "ONG financiadas por extranjeros". La ley sobre "la transparencia de las organizaciones financiadas desde el exterior" es una ley sin precedentes en la Unión Europea. Nunca debería haber sido aprobada.
 
Luchar por un ambiente saludable junto con 4.000 colegas, 40.000 personas voluntarias y 42 millones de seguidores - a través de cinco continentes y en 55 países desde Argentina a Nueva Zelanda - es una experiencia increíblemente edificante y empoderadora. Nunca pierdo de vista el hecho de que no estamos solos, sino que nos unimos a millones de personas que trabajan para lograr objetivos comunes: aire, tierra, agua y alimentos más limpios y sanos.

Para continuar con nuestro trabajo, seguiremos el procedimiento especial de registro establecido en la ley. Pero lucharemos contra ella, usando todos los medios legales a nuestro alcance. Se trata de una legislación innecesaria y perjudicial que viola las obligaciones contraídas por Hungría en virtud del derecho internacional y puede amenazar a todos los que trabajan por el bienestar de las personas y del planeta.
Estamos agradecidos de tener toda la organización detrás de nosotros en medio de toda esta confusión. De Estados Unidos a Corea del Sur, de Argentina a China, de India a Rusia, las oficinas de Greenpeace están mostrando su solidaridad. Sentimos el poder de esta unidad, el mismo poder que nos permite luchar por un aire limpio, un tierra limpia y unos océanos limpios de los cuales dependemos nosotros y las futuras generaciones.

Hungría no puede quedar fuera del movimiento ambiental mundial que hemos estado construyendo. Es nuestra responsabilidad permitir que la ciudadanía participe en todas las movilizaciones globales en pro de un planeta saludable. Los húngaros esperan que continuemos nuestra lucha por un medioambiente más sano, tanto dentro como fuera de las fronteras de Hungría.

 

Con la crisis climática global, este trabajo es más relevante y urgente que nunca. Como parte de una organización global, Greenpeace Hungría reunirá toda su fuerza para ayudar a impulsar a la comunidad internacional a tomar medidas decisivas para honrar las promesas recogidas en el Acuerdo Climático de París. Y vamos a trabajar para que el Gobierno ponga en marcha políticas agrícolas, energéticas y de transporte  en línea con las promesas y obligaciones de Hungría. Estamos orgullosos de poder contar con personas expertas, voluntarios y fondos tanto húngaros como extranjeros para ser eficaces en nuestro trabajo. Porque proteger la Tierra no conoce fronteras.

Hajnalka Schmidt es Director de Greenpeace Hungría