Esa sería la manera con la que a Greenpeace le gustaría comenzar el siguiente comunicado de prensa del 27 de noviembre. Ese sería el resultado ideal, idílico, impresionante, increíble e imaginario… que nos gustaría que saliera de la reunión de la Comisión Internacional para la Conservación del Atún Atlántico, lo que venimos llamando ICCAT.
Acaba de inaugurarse la reunión y mientras aquí dentro los dirigentes políticos contaban lo bien que lo van a hacer y se lamentaban sobre lo mal que lo han hecho hasta ahora, pero siempre prometiendo un cambio, activistas de Greenpeace desplegaban una pancarta en la entrada del edificio. Para unos diez activistas han venido una treintena de policías, ¿acaso una pancarta es tan peligrosa? o es que ¿una pancarta está señalando con el dedo a un montón de dirigentes que no son capaces de proteger una especie?
Tenemos ocho días, y se dice pronto. Ocho días y de aquí saldrá la cuota de atún rojo para tres años. El atún, el ecosistema mediterráneo y miles de pescadores artesanales dependen de esta decisión. Sin embargo, aquí solo se encuentra representado el arte industrial que ha esquilmado los caladeros de esta especie, ¿es justo?
Greenpeace no pide imposibles, hace años comenzamos a hablar del cambio climático y NADIE nos creyó. Hoy es un problema inminente y sin embargo los gobiernos son incapaces de poner medidas para paliarlo. Si tenemos que confiar en los mismos gobiernos para que salven una especie, vamos apañados. Si alguien me pregunta, “¿qué crees que saldrá de esta reunión?”, contestaré “la inminente esquilmación de una especie y de toda una pesquería tradicional asociada a ella.”
Si alguien pregunta “¿qué queréis que salga de estos ocho días?”; Greenpeace le contestará que queremos que se proteja esta especie, se reduzca de manera drástica su cuota, se cierre la pesquería en el Mediterráneo, y se creen grandes aéreas de protección en las zonas de desove de esta especie.
Greenpeace pide que se cree el Santuario Balear, una gran reserva marina al sur de las Islas Baleares, que protegería el desove del atún rojo y de otras especies de túnidos, además toda la biodiversidad existente en esas aguas. Esta zona debe ser protegida de manera inmediata, pero parece que el Gobierno de España, no ha leído las recomendaciones de ICCAT, ni las del Convenio Barcelona que le instan a proteger esas aguas. El Govern de les Illes Balears, con el acuerdo de los pescadores, y de la ciudadanía de las islas ya le ha pedido anteriormente al Gobierno la creación de este santuario, pero, parecen haberlo olvidado en un cajón…
Comienza la siguiente reunión solo para jefes de delegaciones, así que tenemos que salir de la sala. ¿Os gustaría estar aquí dentro y hacer algo por el atún rojo?
Pídele al Ministerio de Medio Ambiente, Medio Rural y Marino que proteja el atún rojo creando el santuario balear.
Celia Ojeda, responsable de pesca de Greenpeace