El interminable torrente de malas noticias que nos llegan desde la dañada central de Fukushima sigue mostrando que es imposible para la industria nuclear, y en concreto para la propietaria de la planta Tokyo Electric Power Co (TEPCO), hacer frente a un desastre atómico.
Ayer nos enterábamos que 300 toneladas de agua altamente contaminada habían escapado de los tanques de almacenamiento de los reactores. La autoridad de regulación nuclear de Japón ha elevado hoy al nivel 3 de alerta, en una escala de 7 niveles. Esta es la peor pérdida desde que el desastre comenzó en marzo de 2011.
La fuente de la fuga es un depósito que se construyó para contener el agua que se utilizó para enfriar los reactores tras el tsunami que produjo la triple fusión del núcleo en sus reactores, hace años atrás. Todavía quedan 670 toneladas de agua radioactiva en este contenedor que está siendo trasvasado a otro. La parte que ya se ha filtrado al suelo, según TEPCO, no ha llegado al Océano Pacífico, pero ya hemos escuchado estas garantías antes. La razón que argumenta la empresa es que la zanja que ofrece la ruta más probable hacia el océano no mostró niveles significativamente elevados de radiación. Pero los niveles de radiación registrados en el agua analizada son tan altos [1] que los trabajadores pronto excederán su límite anual de exposición. La empresa no especificó el período en el cual se ha estado produciendo esta fuga, pero es sólo una cuestión de tiempo que llegue al mar a través de las aguas subterráneas.
¿Por qué TEPCO no monitorizó estos tanques correctamente? Que una cantidad tan masiva de radiación peligrosa puede escapar antes de que se haya hecho algo, es otro escándalo más dentro de una pobre gestión de una catástrofe que ha afectado a miles de personas.
¿Cuánto tiempo más tolerará el gobierno japonés la incompetencia de TEPCO? ¿Por qué la empresa no se hace responsable? Nadie ha sido arrestado o ha perdido su empleo. Mientras tanto, en Japón el primer ministro Abe viaja por el mundo actuando como promotor de la industria nuclear. La situación es absurda.
La pregunta ahora es escalofriante: ¿Qué viene después? Hemos estado diciendo que las cosas han ido de mal en peor durante años. Nos estamos quedando sin maneras de describir esta pesadilla sin fin.
Ya es hora que el gobierno japonés se haga cargo de la gestión de esta situación y que los directivos de TEPCO sean obligados a rendir cuentas. Esta situación es prueba de lo que Greenpeace viene diciendo hace mucho tiempo: la energía nuclear es muy peligrosa e innecesaria y es imposible que la industria nuclear haga una buena gestión de una accidente como este.
Puedes ayudar firmando nuestra petición. Es hora de decirle a la industria nuclear que antes que sus beneficios están las personas.
Justin McKeating , Greenpeace Nuclear Reaction blogger
Marina Bevacqua, Área de Energía y Cambio Climático
[1] De acuerdo con TEPCO, el agua filtrada contiene 80 millones becquerelios por litro de radiación beta. Una ubicación mide más de 100 milisievert por hora de la dosis de radiación.