Así finalizó ayer por la noche la Conferencia de las Naciones Unidas sobre cambio climático en Poznan (Polonia): sin ningún resultado destacable a excepción de la falta de liderazgo de la UE y los países desarrollados.
Estados como Australia, Canadá, Japón o Nueva Zelanda han bloqueado las discusiones sobre objetivos concretos de reducción de emisiones más ambiciosos para los países industrializados. Además, la UE aprobó un paquete de medidas sobre energía y clima que sigue dando vía libre al carbón y prioriza los intereses de las grandes empresas.
Pese a que la quema de carbón para la producción energética es el principal responsable del cambio climático, el acuerdo alcanzado ayer en la UE abre las puertas a la construcción de nuevas centrales térmicas de carbón en Europa y apuesta por otorgar fondos a falsas soluciones como la captura y almacenamiento de carbono y a la obtención de créditos mediante proyectos en terceros países. Esto supone que los gobiernos se relajan en el esfuerzo necesario de reducción de emisiones.
Además, el paquete europeo prevé la asignación gratuita de derechos de emisión a la casi totalidad de la industria europea y va a permitir al sector energético polaco y de los Países Bálticos -mayoritariamente carbonero- obtener de forma gratuita más del 70% de sus derechos de emisión.
La UE debería haber dado ejemplo en sus compromisos de reducción de emisiones, apostar por la subasta como único mecanismo válido para ortograr los derechos de emisión y destinar los ingresos derivados de ésta al apoyo financiero necesario para medidas de adaptación y mitigación en los países en desarrollo.
Pero los países en desarrollo no sólo no han recibido el apoyo esperado sino que han sido los únicos que han dado la sensación de querer liderar la lucha frente al cambio climático, pues han presentado las únicas propuestas sensatas de reducción de emisiones en la conferencia de Poznan. Algunos ejemplos son México, que ha anunciado un recorte de emisiones del 50% para 2050, o Brasil, que está dispuesto a comprometerse a una reducción del 70% en deforestación para 2017.
Es urgente que el mundo entero se ponga de acuerdo para salvar el clima y que los estados desarrollados dejen de escudarse en la situación económica mundial para no hacer frente a la mayor crisis a la que se la enfrentado nunca la humanidad. El cambio climático ya ha empezado y la muestra más clara de ello es el testimonio del gobierno de Tuvalu, un estado-isla del Pacífico que puede desaparecer inundado por el previsible aumento del nivel del mar, que ya ha iniciado las gestiones para su eventual relocalización en el continente.
La cuenta atrás hacia Copenhague acaba de empezar y debemos hacer sentir a nuestros gobiernos que el mundo entero les observa y que esta vez no nos pueden fallar.
Aida Vila, responsable de la campaña Cambio climático y Energía de Greenpeace España