Jacob Namminga, uno de nuestros expertos en protección radiológica habló con nosotros vía Skype sobre el viaje, que realizaron el sábado, para tomar muestras en un área rural situada al noroeste de la central nuclear de Fukushima. Una vez que reunamos y revisemos todas las mediciones, Greenpeace informará con todo detalle de los resultados, pero hoy hemos pedido a Jacob que nos contara como le había ido el viaje. Esto es lo que me dijo:
Hemos comenzado en Yonezawa, a 45 km de la ciudad de Fukushima, en un lugar llamado Hotel Smile. En el hotel se puede ver una sonrisa amarilla gigante, que en estás circunstancias resulta un poco surrealista. Tenemos internet, hay electricidad. Nosotros lo tenemos bastante más fácil en comparación con algunas de las personas que están aquí refugiadas y que han tenido que dejar sus hogares, situados tan sólo a unos pocos kilómetros.
Hemos traído comida suficiente desde Osaka para evitar ingerir alimentos locales y en especial leche. Fuimos a un centro de la comunidad el otro día, un polideportivo donde había 500 refugiados. Estaba lleno de colchones y cajas de cartón con las que la gente trataba de delimitar un espacio propio. Aunque no había ninguna privacidad, dormían todos juntos en un área común. De las 500 personas, me dijeron que 200 eran refugiadas por el tsunami, y 300 por la radiactividad.
Una mujer escuchó que éramos de Greenpeace y se aproximó a nosotros para pedirnos algo de información sobre si la ciudad de Fukushima era segura. Me dijo que no se fiaba de la información de las autoridades. No habíamos tomado todavía ninguna medida, y no podía darle ninguna información definitiva, estaba muy claro que la mujer estaba muy asustada. El modo japonés no es estar enfadado, todo el mundo conserva la calma, casi una actitud pasiva: pero están asustados.
Hoy hemos medido los niveles de radiación en la ciudad de Fukushima – nuestras mediciones confirman los niveles que han sido transmitidos en los periódicos y por el gobierno – y en algunos lugares son tan altas que se puede conseguir la “dosis anual máxima” en sólo 8 días. Es un poco extraño ver a la gente montando en bici y continuando con su vida normal.
Hay comida disponible en los supermercados aunque muchas estanterías están vacías. Esta mañana antes de irnos hemos estado en una pequeña tienda y estaban retirando toda la leche y reemplazándola.
A las nueve de la mañana dejamos Yonezawa, y condujimos una hora y media hacia la región en la que queríamos hacer mediciones. No permanecemos en las áreas con alta radiación más tiempo del necesario para minimizar nuestras propias dosis.
Era un bello día muy soleado. Mi cara está ya un poco roja – aunque de la radiación solar, y no de la radiactividad procedente de la central. Continuamos con nuestro equipo de medición encendido, aunque tuvimos que desactivar los pitidos de audio del contador Geiger, el sonido constante nos estaba volviendo locos.
Las alarmas de los equipos no pueden apagarse, en particular en las zonas de alta radiación. Había un lugar en el que obtuvimos una lectura tan alta que ni siquiera nos detuvimos allí. Había viento y estaba muy seco. El polvo y la nieve puede transportar partículas radiactivas dentro del coche y no queríamos eso. Así es que nos fuimos rápidamente.
Nos encontramos a la policía bloqueando la carretera a 35 km de la central nuclear de Fukushima, y nos permitieron tomar mediciones. Los coches todavía entraban y salían aunque no parecía que fueran el relevo de los trabajadores o bomberos. Podría ser gente que ha obtenido permiso para entrar y coger sus pertenencias, pero tan sólo estoy especulando. No había mucha gente, pero tampoco estaba desierto: todavía hay gente que entra y sale.
Lo que más me ha impresionado del día es que es un lugar verdaderamente bello – las montañas están imponentes, y si ignoras el contador Geiger, es un lugar bastante bonito para estar. Pero si miras el contador Geiger puedes darte cuenta de que es un peligro, que además no puedes ver con tus propios ojos.
Brian Fitzgerald, Comunicación de Greenpeace Internacional
- 28/03/2010: Primeros datos del equipo de expertos en radiación de Greenpeace en Japón
- Equipo de Greenpeace en Fukushima
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