Llegan buenas noticias de Greenpeace China, la provincia de Bejing se une al creciente número de regiones decididas a abandonar progresivamente el carbón como fuente energética y a aceleran la implantación de renovables mediante la aprobación de un programa quinquenal que (entre 2013 y 2017) pretende:
- Eliminar la generación mediante carbón en la provincia (2600MW que producen 2/3 de la electricidad consumida en la ciudad) en los próximos 4 años, dejando sólo dos centrales de carbón como “back up”.
- Reducir el consumo de carbón en 13 millones de toneladas, el 50% respecto a los niveles de 2012 que fueron 23 millones de toneladas, más o menos lo mismo que en el global de países como Italia o España!
La campaña de Greenpeace para que China abandone el carbón lleva en marcha sólo tres años con unos resultados espectaculares, sobretodo si se comparan con los de otros países como España en los que llevamos trabajando mucho más tiempo. Os preguntareis el por qué esta diferencia si los datos científicos que manejamos provienen de las mismas fuentes y los mensajes son los mismos... La misma pregunta me he estado haciendo yo y me inclino a pensar que no es sólo fruto del gran talento de mis compañeros de Greenpeace China, sino que tiene que ver con la visión política y económica de las autoridades a las que nos dirigimos.
En China se va comprendiendo que el abandono del carbón es indispensable, no sólo para garantizar la salud de la población, sino para ahorrar miles de millones de euros en gastos sanitarios y de prevención de la contaminación mientras se lucha contra el cambio climático. Mientras en España las autoridades, en su voluntad de complacer a las grandes eléctricas, terminan siendo muchas veces “mas papistas que el papa”.
Un ejemplo claro lo tenemos en la Consejería de Medio Ambiente y Ordenación del Territorio del Gobierno Vasco que autorizó la central térmica de Pasaia en un proceso plagado de irregularidades, ignorando la oposición de los municipios colindantes y de instituciones como Greenpeace en representación de la sociedad civil. Todo, para que al cabo de unos meses Iberdrola decidiera cerrar la central por razones económicas. Algo que puede repetirse en Los Barrios (Cádiz), dónde Endesa pretende ampliar su central térmica de carbón pese a la oposición de la sociedad civil. Por no hablar de lo que ha pasado en los territorios mineros, con autoridades al servicio de los empresarios que han ignorado sistemáticamente que los intereses económicos de la población de las cuencas mineras sólo se garantizan mediante un proceso de reconversión del sector en el que el dinero no se pierda por el camino... Los que conocen el tema saben a lo que me refiero y lo que no se lo pueden imaginar.
Cada vez hay más evidencias de que el carbón, además de producir cambio climático, aumenta desmesuradamente el gasto público y, lo que es peor, enferma y mata no caigamos en la tentación de creer que los que actúan para frenarlo son visionarios, somos el resto que tenemos gobiernos sumidos en la ceguera o, lo que es peor, en la estupidez.
Aida Vila (@Aidavilar), responsable de la campaña de Cambio climático de Greenpeace