civismo. (Del fr. civisme).
1. m. Celo por las instituciones e intereses de la patria.
2. m. Comportamiento respetuoso del ciudadano con las normas de convivencia pública.

Hoy navegamos brevemente para trasladar el Rainbow Warrior desde las cercanías del Palacio Real hasta las cercanías del Ministerio de Justicia en Copenhagen. Mientras navegamos, se nos presenta ante nuestros ojos una ciudad que se merece todo el calificativo de cívica. Aceras impolutas, carriles para bicicletas, coches que se paran cuando el semáforo está en ambar, contenedores para reciclaje de todo tipo de basuras...
 
La reflexión que imediatamente salta a la cabeza es si es  Dinamarca un país civilizado. A la memoria viene el famoso jucio de la novela de Lewis Carroll, Alicia en el País de las Maravillas, con Alicia en un diálogo memorable con la Reina de Corazones:
 
Reina de Corazones: Entonces, ¿estás lista para la sentencia?
Alicia: Pero, ¡tiene que haber un veredicto primero!
Reina de Corazones: ¡Primero la sentencia!. El veredicto al final.
 
Siempre hemos considerado a Dinamarca como un buen ejemplo de civismo, donde el derecho a la liberación provisional hasta que se celebre el juicio debe estar garantizado. Específicamente si, además, la ofensa no ha supuesto ni una amenazada ni se ha utilizado la violencia. Pero los cuatro activistas de Greenpeace que se colaron con unas pancartas en el hall de la cena de gala de la Reina de Dinamarca, llevan detenidos sin jucio 14 días. Dinamarca está vulnerando la normativa europea e internacional sobre Derechos Humanos. Un ejemplo: el Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos establece que "toda persona detenida o presa a causa de una infracción penal será llevada sin demora ante un juez, y tendrá derecho a ser juzgada dentro de un plazo razonable o ser puesta en libertad. La prisión preventiva de las personas que hayan de ser juzgadas no debe ser la regla general, pero su libertad podrá estar subordinada a garantías que aseguren la comparecencia del acusado en el acto del jucio". En sus casi 40 años de historia, no hay ni un solo caso en el que un miembro de Greenpeace haya eludido la acción de la Justicia. Así se lo hemos hecho saber al Tribunal Superior de Justicia de Dinamarca, subrayándoles que la presencia  de Juan López de Uralde y del resto de arrestados está completamente garantizada en el juicio que tenga lugar por esta acción de protesta pacífica. Pero el Tribunal ha rechazado nuestro recurso. Ayer incluso anunciaban que las familias de Juan López de Uralde, de Christian Schmutz y de Joris Thijssen no podían visitar a los activistas presos.
 
Hoy volvemos a la cárcel de Vestre Faengsel, a entregar a la policía las cartas de apoyo de familiares y amigos. Las cartas no las podemos entregar en mano y serán filtradas por la policía, las dejaremos civilizadamente en un buzón a la entrada de prisión.Y hoy, se cumplen 14 días de su arrestro, sin juicio, por sacar una pancarta en una cena de alto copete, en un país civilizado. O así lo creíamos.
 
En Copenhague, Pilar Marcos, responsable de campaña de Greenpeace