La única manera de superar las limitaciones de la gestión actual de envases a través de los Sistemas Integrados de Gestión (SIG), es el establecimiento de un sistema de depósito y retorno para envases desechables. Mediante este sistema más del 90% de los envases puestos en el mercado pueden ser reciclados y reducir las cantidades que van a parar a vertederos e incineradoras, así como sus impactos ambientales. El establecimiento de dicho sistema incrementaría en cerca de un 40% los residuos de envases de bebidas actualmente reciclados, aumentándose en medio millón de toneladas anuales los envases recogidos selectivamente.
En las últimas semanas, y coincidiendo con la tramitación en las cortes de la nueva Ley de residuos y suelos contaminados, los sectores del envasado y la gran distribución han iniciado una campaña para retirar del texto de la Ley el sistema de devolución de envases. Pretenden, con ello, abandonar los envases reutilizables para siempre y aumentar sus beneficios a base de transmitir los costes de la recogida de los envases de un sólo uso a la ciudadanía. Sin embargo, con el sistema de envases reutilizables y el depósito, los costes íntegros de la gestión de los envases (llenado, distribución, recogida, almacenaje, limpiado) son asumidos por fabricantes y distribuidores.
Además, los beneficios ambientales del sistema de devolución (incremento de la calidad y cantidad de materiales recuperados, disminución de la suciedad, incremento de los envases reutilizables y reducción de residuos) son reconocidos por un creciente número de países y regiones que año tras año engrosan la lista de sistemas de depósito existentes, y es reconocido por la Comisión Europea (1). No sólo no hay ningún país con un sistema de depósito implantado que lo haya retirado sino que los sistemas implantados se amplián para cubrir nuevos productos. Y en todos existen pequeño comercio y grandes superficies.
Actualmente, en España se consumen cada año 18.000 millones de envases de un sólo uso para agua, cervezas, zumos y refrescos que representan 1.100.000 tonelades de plástico, brik, metales y vidrio.
Según datos de Ecoembes, desde 1998, se han consumido 21,3 millones de toneladas de envases de plástico, papel y metal y de estos sólo 9,3 millones se han podido reciclar. Así pues, desde 1998, 12 millones de toneladas de envases han acabado en vertederos o incineradoras, cuyo coste han pagado y siguen pagando la ciudadanía a través de la tasa de recogida y tratamiento de basuras.
Aparte de los costes económicos que asume la ciudadanía, el no reciclaje de los envases comporta un gran consumo de energía y emisiones de gasos de efecto invernadero, estimandose en más de 12.000.000 de toneladas equivalentes de CO2, un 3,2% de las emisiones de 2009.
Julio Barea (@JulioBarea), responsable de la campaña de Contaminación de Greenpeace
(Imagen cedida por Ecolosfera.com)
Datos:
(1) “(...) de acuerdo con el Tribunal de Justicia, un sistema de depósito y retorno puede incrementar el porcentaje de envases vacíos retornados y, al mismo tiempo, dar lugar a una clasificación más selectiva de los residuos de envases. Además, puede ayudar a impedir que se genere basura, pues da a los consumidores un incentivo para devolver los envases vacíos (15). Por último, en la medida en que esas disposiciones nacionales animan a los productores o los distribuidores afectados a recurrir a los envases reutilizables, contribuyen a reducir en general la cantidad de residuos que se eliminan, lo cual es una meta general de la política medioambiental”. Comunicación de la Comisión 2009/C107/01.