Ayer conocíamos la noticia de que el buque ruso, Oleg Naydenov, finalmente se había hundido frente a la costa sur de Gran Canaria. En el momento del hundimiento ya estaba seriamente dañado e iba cargado con 1.500 toneladas de fueloil.
No queremos un nuevo Prestige. Por eso desde Greenpeace exigimos al Ministerio de Fomento que concrete cuál es su plan para extraer el fuel de los tanques del pesquero y conocer en profundidad la situación del buque.
En estos momentos, más que nunca, es necesario transparencia en la información y una investigación rigurosa para depurar responsabilidades por sacar el buque que estaba en puerto a alta mar y someterle a un rumbo errático e innecesario en una zona de alto valor ecológico.
“Es del todo inaceptable que un buque pirata que estaba en puerto se haya remolcado a aguas abiertas cercanas primero a Fuerteventura y luego a Gran Canaria, poniendo así en peligro zonas de alto valor medioambiental y para la economía canaria. Fomento tendrá que dar explicaciones por esta decisión”, ha declarado Juande Fernández, portavoz de Greenpeace desplazado a Gran Canaria. “Deben extraer todo el combustible de los tanques del buque, cueste lo que cueste”.
Así mismo, es fundamental llevar de manera urgente un robot operado por control remoto a la zona de hundimiento del buque para poder valorar el estado de la situación con uno de los buques oceanográficos del Estado.
Ahora el mayor riesgo está en los tanques de combustible a 2.400 metros de profundidad, de donde podría comenzar a salir el fueloil entre hoy y mañana. Con la presión que existe a esa profundidad, un buque tan deteriorado puede estar ya en situación de rotura del casco y sus tanques.
Se estima que en el interior del pesquero pirata ruso Oleg Naydenov puede haber 1.400 toneladas de fueloil del tipo IFO 380, cuya característica principal es que es muy denso, como en el caso del Prestige. Su poca volatilidad (se evapora en un porcentaje muy bajo), baja solubilidad y lenta degradación hacen que tenga alta viscosidad y adherencia por lo que su limpieza en la costa es muy difícil y puede quedarse en el fondo marino. Además, por su permanencia, el impacto a largo plazo es peor.
Aunque valoramos como algo positivo la presencia de la ministra de Fomento, Ana Pastor, en la zona, este gesto no les exime de los graves errores cometidos. Por eso desde Greenpeace seguimos pidiendo una explicación de los movimientos que han llevado al barco a abandonar puerto y pasar por zonas de alto nivel ecológico.