«Bosques milenarios morían por las llamas de un incendio que ni los robles más viejos del lugar habían vivido, cuando un pequeño colibrí voló sobre el manto rojo y verde. Levitando sobre el refugio de un arroyo, tomó en su pico una gota de agua, y deshizo el camino que le había conducido al remanso. Batió sus alas con la fuerza de la desesperación, atravesando la cortina de humo, buscando la puerta del infierno. El resto de habitantes del bosque corrían en dirección contraria; cuando, entre mofas y sollozos, se escuchó una voz que sentenció: “loco colibrí. ¿Qué piensas hacer con una simple gota de agua frente a semejante mar de llamas?”. Y el colibrí contesto, “sólo mi parte”».
Así comenzó Jef, coordinador de nuestro grupo itinerante, la primera reunión preparatoria, en Madrid. Y así entendimos que cada uno de nosotros venía a poner su gota de agua para apagar el incendio. Decidimos que este grupo debía respirar y asimilar el espíritu del colibrí. Así comenzó la andadura de este grupo de Diálogo Directo itinerante, los chicos y chicas que vamos por la calle compartiendo información de Greenpeace y haciendo nuevos socios.
Las primeras dos semanas hemos trabajado en el País Vasco, donde nos han tratado de lujo. Irún y Donostia fueron nuestras primeras paradas. Y hay que reconocer que nos han acogido muy amablemente, especialmente el staff del albergue de Irún y del Restaurante Morgan de San Sebastián. La primera semana de trabajo fue dura. El equipo acabó muy cansado, pero conseguimos unos resultados bastante aceptables: 165 socios. La reacción de la gente en la calle fue dispar, como de costumbre en el trabajo de frontliner. Pero la mayoría de los guipuzcoanos demostró un gran respeto por la labor de Greenpeace. Además, predominó el interés por algunas cuestiones, como la pesca o la central térmica de Pasaia.
Bilbao ha sido nuestra segunda estación. Durante la semana que hemos estado en la capital vizcaína, hemos conseguido un total de 141 socios en cuatro días de trabajo, ya que el pasado viernes no pudimos trabajar por la lluvia. Ha sido una quincena llena de contactos y experiencias. Pero, si hemos de destacar una, quizás, nos quedamos con la asociación del primer perro de Greenpeace España. Efectivamente, nuestra sorpresa fue grande cuando una chica decidió inscribir a su can (Jana) como nuevo miembro de la organización.
Con el cuerpo cansado, pero el corazón cargado de emociones, nos dirigimos a Asturias. El equipo vuelve a batir sus alas. En esta ocasión, con la ilusión de que hay 306 nuevos colibríes que están dispuestos a cargar su gotita de agua.
Daniel Carrasco, Diálogo Directo itinerante.