La apuesta del Banco Santander para el conocimiento, protección y restauración de los bosques de la península ibérica es un ejemplo digno de aplauso y que merece ser destacado. La Ciudad Financiera del Santander tiene su propio bosque, inaugurado en 2007; desde la Fundación se financian proyectos de restauración en zonas quemadas (La Trapa, Mallorca) y se apoyan a otras fundaciones (FAPAS, Fundación Hombre y Naturaleza) en sus proyectos de conservación y gestión forestal sostenible; también colaboran con la Fundación Apadrina un Árbol, editan manuales sobre conservación de bosques ibéricos y sostienen a la Clinton Fundation en su lucha contra el cambio climático.
¿Se puede pedir más a un banco? Si, que sea coherente y que cumpla sus criterios y estándares ambientales a la hora de financiar proyectos. Que no establezca dobles raseros, uno en España y otro muy diferente en Indonesia.
El Banco Santander tiene una asignatura pendiente: la protección efectiva de las selvas tropicales, concretamente las selvas de Indonesia, bosques llenos de biodiversidad donde sobreviven el tigre y el orangután, especies amenazadas de extinción. Esta entidad bancaria ha dado varias préstamos a un destructor de estos bosques, la empresa papelera Asia Pacific Resources International Ltd (APRIL), el segundo mayor fabricante de pasta y papel de Indonesia. Uno de estos préstamos, el último, debe ser renovado este año.
Justo ahora, a finales de enero, se cumplió un año desde que APRIL diera a conocer su "Plan de Manejo Forestal Sostenible”'. APRIL pidió a los críticos con su gestión que creyeran que esta vez sí iba en serio su compromiso con la conservación de los bosques y turberas de Indonesia. En Greenpeace éramos muy escépticos. No era la primera vez que APRIL había prometido algo parecido. En 2004, la compañía se comprometió a detener la fabricación de pasta a partir de madera procedente del bosque tropical antes de 2009. No hace falta decir que no cumplieron su promesa, pese a lo cual han seguido renovando este tipo de compromisos de manera reiterativa.
APRIL afirma tener un "compromiso permanente con la conservación”, pero en su planificación se incluye el seguir suministrándose de madera tropical hasta el año 2020. También se niega a dejar de drenar los bosques de turberas, colaborando de esta forma en la emisión de gases de efecto invernadero y la proliferación de incendios forestales.
Durante el año pasado, Greenpeace ha estado monitoreando las operaciones de APRIL en la isla de Padang, en la costa de Sumatra. Las fotos que hemos tomado hablan por sí solas sobre lo que entiende APRIL por "gestión forestal sostenible".
Marzo de 2014: dos meses después de que APRIL anunciara su nueva política, cogimos in fraganti a la la empresa mientras talaba la selva tropical y excavaba canales de drenaje en las turberas de profundidad.
Bulldozers talando la selva en la Isla de Padang
Un canal de drenaje abierto en la selva para desecar el bosque de turbera.
Mayo de 2014: los trabajos de APRIL para aclarar la selva continúan.
Cientos de hectáreas de selva tropical han sido destruidas y el paisaje se ha convertido en un mosaico de canales.
Noviembre de 2014: APRIL ya ha destruido completamente la selva
Cientos de hectáreas destruidas se han convertido en un erial donde se apilan los troncos destinados a convertirse en pasta de papel
Estas fotos muestran claramente que APRIL no está haciendo progresos. Y que el Banco de Santander tiene un problema. Protege los bosques ibéricos pero financia la destrucción de la selva tropical.
Desde Greenpeace estamos pidiendo al Santander que dejen de apoyar a APRIL, y que lo anuncie públicamente hasta que esta papelera se comprometa a cambiar su política de suministros de madera y a proteger los bosques y turberas de Indonesia.
¿Qué puedes hacer tú?
- Firma la petición (en inglés) para pedirle al banco Santander que no se una con APRIL