Es domingo 18 de diciembre y por fin vuelvo a tener conexión a Internet. Desde el domingo pasado he estado de ruta por Sudáfrica,visitando algunos de los poblados que salían en el documental que se presentó durante la cumbre y que ya sufren los peores impactos del cambio climático... La vida de esta gente y de sus descendientes depende de que consigamos frenar el cambio climático a tiempo y, a juzgar por el ritmo al que avanza la negociación climática internacional, no va a ser tarea fácil.
Hoy hace una semana que terminó la cumbre de Durban, después de más de 24 horas de retraso y de una noche muy larga que dejó como resultado un acuerdo de mínimos. Los ministros estuvieron todo el sábado reunidos para intentar acordar un texto de consenso respecto a la prórroga del Protocolo de Kioto y firmar un acuerdo internacional global que entre en vigor cuando este expire. El plenario final fue, como la mayoría de las veces, la hora de poner las cartas sobre la mesa y ver las verdaderas posiciones de los países respecto de los temas más controvertidos que no se habían conseguido cerrar durante el día.
La Unión Europea fue la primera en poner las cartas sobre la mesa: el nuevo tratado climático internacional debía ser legalmente vinculante y operativo en 2018, para ello, le pedía a India que retirara una de sus adiciones al texto que dejaba la puerta abierta para que el acuerdo tuviera poca entidad legal. India estaba dispuesta a aceptar que el texto reflejara únicamente la opción de “tratado o acuerdo legalmente vinculante”, siempre que las reducciones de emisiones que cada país tuviera que abordar se decidieran en base a criterios de equidad. Esta era su condición -muy comprensible, por otro lado- y dejó claro que no estaba dispuesta a aceptar nada menos. La UE no daba su brazo a torcer y tenía el apoyo de los estados-isla del pacífico, de los países menos desarrollados y de otros países a nivel individual. Otros países apoyaban a India en su demanda de equidad y si no se llegaba a un punto intermedio, podíamos salir de Durban con las manos vacías.
De pronto la UE sugirió incorporar equidad al texto y la presidencia suspendió el plenario para darle la oportunidad a India de valorar la propuesta. Rápidamente, los representantes del resto de países se apiñaron entorno a los de la UE y de India, todo el mundo quería saber “qué se cocía” y dar su opinión. Finalmente, llegaron a una opción de consenso: el acuerdo climático global sería un tratado legalmente vinculante cuyo contenido se inspiraría en principios de equidad. India y la UE habían llegado a un acuerdo que parecía satisfacer a todo el mundo... excepto a Estados Unidos.
Los delegados estadounidenses, que también se habían acercado a este ruedo de negociación informal, lo dejaron claro, EEUU, pese a su mayor responsabilidad histórica, no quería asumir obligaciones diferentes a las de China, India o Sudáfrica y ,por eso, vetarían cualquier referencia a equidad en el texto. A partir de este momento, la suerte estaba echada. India y la UE tenían dos opciones: seguir acomodando el texto a los intereses de EEUU o apostar por un acuerdo ambicioso, legalmente vinculante y basado en principios de equidad, retando a EEUU a vetarlo en el plenario, ante las cámaras de todo el mundo. Al final, como siempre, les faltó valor y optaron por la primera opción. Así fué como la cumbre terminó con un tratado cuya forma legal no está todavía definida y que, pese a firmarse en 2015, no va a ser operativo hasta después de 2020 como quería EEUU.
EEUU se había vuelto a salir con la suya, se mostraban contentos y calificaba el acuerdo de “gran paso adelante”. Para mi no ha sido más que un tímido avance en la dirección correcta y una nueva oportunidad de comprobar que, mientras el mundo gire entorno a EEUU, los únicos grandes pasos que veremos son los que el cambio climático está dando en regiones como las que acabo de visitar. Por otro lado, ver la cara más dura del cambio climático con tus propios ojos no te deja más opción que seguir trabajando para frenarlo cuanto antes. Algo que seguirá siendo una de las prioridades de Greenpeace en 2012.
En Durban, Aida Vila Rovira (@Aidavilar), campaña de cambio climático de Greenpeace
Demandas de Greenpeace para la cumbre climática de Durban
Vídeo de la Acción Durban (en inglés)
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