Mayor transparencia y frecuencia de comunicación entorno a los planes para retirar y destruir el arsenal de armas químicas de Siria fue lo que el pasado lunes Greenpeace se demandó a la OPAQ (Organización para la Prohibición de las Armas Químicas). Consideramos que la integridad de la operación está en riesgo y el apoyo de la opinión pública se está erosionando. En el caso de España hemos remitido dicha carta al Sr. Margallo, Ministro de Asuntos exteriores. Porque una vez más, al inaceptable drama humano que esta viviendo la ciudadanía Siria se une el elevado riesgo de degradación del medio ambiente.
No abundan las señales de esperanza procedentes de Siria. Al brutal uso de la fuerza que rechazamos de plano y la tragedia humana que se está viviendo, se une ahora la crítica situación del proceso de eliminación de armas quimicas. Están en riesgo los esfuerzos para destruir las armas químicas, actualmente en poder del Gobierno sirio. Dichas armas suponen una amenaza inaceptable para la ciudadanía siria y como el resto los arsenales de armas químicas ubicados en otros países, una amenaza para la humanidad y el medio ambiente.
Somos conscientes de que no existe una solución perfecta para destruir estas armas y compartimos la urgencia de sacarlas de territorio sirio. El sistema que se va a emplear: hidrólisis (un método de incineración) en el mar es una solución viable, que no está en contradicción con el Convenio de Londres, que tratará de evitar los daños al medio ambiente marino. La hidrólisis no está exenta de riesgos, si bien es cierto que el sistema que se está aplicando actualmente, que es la destrucción de esta armas in situ y en tierra, es la mejor opción y no es viable en el caso de Siria por la guerra que asola el país.
Pero que en Siria se de una situación excepcional y dramática, no significa que el procedimiento de destrucción de armas químicas por hidrólisis en el mar deba sentar un precendente para acciones futuras en otros lugares. Greenpeace considera que la urgente tarea de destruir, todos y cada uno, de los arsenales de armas químicas en el mundo debe tener lugar en tierra, con total transparencia, participación pública y evaluaciones de impacto ambiental.
La transparencia en el proceso de destrucción de armas químicas en el mar debe prevalecer sobre la tradicional opacidad que exhiben los ejércitos. Por eso, las tareas de transbordo y traslado de estas armas a un barco de EEUU para su hidrólisis implica que deben hacer públicas las evaluaciones de impacto ambiental.
La preocupación entre las autoridades locales, y la sociedad, por la falta de información, está en aumento. Por ello hemos pedido a Ahmet Üzümucü, Secretario general de la OPAQ:
- Detalles y plazos de las autorizaciones y los planes de prevención de accidentes en tierra y en el mar para salvaguardar el medio ambiente marino.
- Información concreta y en tiempo real de las cantidades trasladadas y los destinos donde las armas van a ser incineradas para su destrucción que han de contar con el consentimiento de la población afectada.
- Detalles y calendarios de las cantidades de subproductos de la hidrólisis y su destino final.
La misión de la OPAQ es clave y sólo podemos estar a su lado. Precisamente por ello, es preciso que se actúe con transparencia. La ciudadanía siria y del resto del mundo tienen derecho a saber. Vamos a estar vigilantes y a presionar a nuestros gobiernos para que asuman la responsabilidad de informar a sus ciudadanos.
Mario Rodríguez (@Mario_rod_var), director de Greenpeace España