El pasado viernes, 16 de julio, dos gaseoductos explotaron en el puerto de Dalian, provincia de Liaoning, vertiendo petróleo en el golfo de Bohai. Aunque todavía es demasiado pronto para evaluar plenamente las consecuencias ambientales de este incidente, el vertido ya se ha cobrado la primera vida humana, la de uno de los dos bomberos que cayeron al mar cuando formaban parte del grupo desplazado para sofocar el incendio que afectó a dos oleoductos propiedad del gigante estatal China National Petroleum Corp.
Según las primeras investigaciones, el pasado viernes se registró una explosión en un oleoducto cercano al puerto, cuyas llamas se propagaron a otra tubería causando al menos otras cinco pequeñas detonaciones.
Las consecuencias en el ecosistema pueden durar más de una década y ya se sabe que va a ser imposible limpiar totalmente el petróleo vertido y que ya está causando graves impactos en las aguas costeras, los ecosistemas y la vida marina, con consecuencias negativas para la industria pesquera, el turismo y las comunidades costeras. Pero lo que, definitivamente, va a ser imposible de limpiar es la imagen de estas grandes compañías petroleras que, en busca del beneficio económico, no solo ponen en riesgo el medio ambiente sin0 también vidas humanas.
Según ha publicado hoy la prensa oficial, la contaminación afecta ya una superficie de más de 180 kilómetros cuadrados, a pesar de los esfuerzo para cercar y contener el crudo. La televisión estatal CCTV cifró el alcance del vertido en 1.500 toneladas, aunque las autoridades chinas afirman desconocer cuál puede ser la cantidad exacta de crudo derramado en las costas.
Greenpeace está siguiendo de cerca el desarrollo del accidente y los esfuerzos de limpieza y pide al Gobierno chino que lleve a cabo una evaluación exhaustiva de los impactos ambientales y tomen fuertes medidas para reducir al mínimo las consecuencias negativas de este vertido.
Desde el Golfo de México hasta el Golfo de Dalian, pasando por los numerosos accidentes en las minas de carbón, es cada vez más evidente que es insostenible basar nuestro desarrollo en los combustibles fósiles. Para evitar los impactos de tales accidentes sobre nuestro entorno tenemos que reformar nuestro sistema energético a través de la mejora de la eficiencia energética y el desarrollo de energías renovables, alejándonos de nuestra excesiva dependencia de los combustibles fósiles como el petróleo y el carbón.
Hoy, los ministros de energía de más de 20 países, incluida China, se reúnen en Washington DC y, por primera vez, centran su debate en la energía renovable. Esperemos que concluyan con decisiones y compromisos firmes para conseguir un nuevo futuro energético, más limpio y sostenible para todos.
Mertixell Bennasar, campaña de Cambio climático de Greenpeace
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