Ni siquiera los Espacios Naturales Protegidos están a salvo de las construcciones que van devorando nuestro litoral. En uno de los más emblemáticos, el Cabo de Gata en Almería, se asienta una de las últimas aberraciones urbanísticas que lo jalonan: el hotel en la playa de El Algarrobico. Este hotel, cuyas obras ilegales se encuentran afortunadamente paralizadas por el juez desde febrero de 2006, permanece en pie a pesar del compromiso de las administraciones de derribarlo. Ocurre que, desgraciadamente, ambas administraciones - Junta de Andalucía y Gobierno - no son capaces de ponerse de acuerdo a pesar de ser del mismo color político y actuar conjuntamente para derribar este despropósito. Eso sí, pese a las abrumadoras evidencias de ilegalidad, los que declaramos ante el juez somos los ecologistas acusados del grave delito de pintar en su fachada la frase "HOTEL ILEGAL" para que al menos conste que algunos ciudadanos nos oponemos activamente a la destrucción continuada de nuestro litoral.
Ahora el Ministerio de Medio Ambiente ha presentado un Plan para el Litoral español que trataría de poner freno a tanto desmán. Aunque llegue tarde, es una buena noticia que debería comenzar por la paralización de proyectos avalados o promovidos por el propio Gobierno, como el de construir el puerto industrial de Granadilla en la isla Tenerife.
Pero si las administraciones competentes no son capaces de ponerse de acuerdo, no hay esperanza para lo que queda de nuestras costas. Desgraciadamente la estructura del hotel de El Algarrobico es un monumento en pie que nos recuerda que esa incapacidad para ponerse de acuerdo deja poco espacio para el optimismo.
Juan López de Uralde. Director ejecutivo de Greenpeace España.
- Blog publicado en Elmundo.es