Iba a escribir una entrada de alegría respecto al fipronil y ahora la tengo que escribir de rabia e indignación.
Desde el sábado pasado el fipronil deja de poder comercializarse en el Estado español para los fines agrícolas que estaba autorizado: el tratamiento de semillas de girasol y maíz. Solo estaba autorizado un producto con esta sustancia activa, el Regent TS de de la multinacional agroquímica BASF. Se trata de un insecticida que el año pasado fue objeto de una prohibición en la UE debido a los peligros demostrados que representa para las abejas.
La Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria determinó “que la utilización de productos fitosanitarios que contienen la sustancia activa fipronil para el tratamiento de semillas de maíz plantea un alto riesgo de intoxicación aguda de las abejas” tal como lo recoge el Reglamento de Ejecución donde se especifican las condiciones de la prohibición y se determina su ampliación a otros cultivos.
Sin embargo, hurgando en el Registro de Productos Fitosanitarios del Ministerio de Agricultura descubro que en noviembre se autorizó un uso excepcional de esta sustancia para el control del gusano del alambre en el cultivo de patatas. Se autorizó durante 120 días el uso de un producto, el Goldor Bait, también de BASF, durante 120 días. Es curioso, nunca antes se había utilizado esta sustancia activa contra el gusano del alambre, pero justo ahora que se prohíbe en la UE se autoriza su uso excepcional.
También es curioso que en el Registro de Productos Fitosanitarios, busques por sustancia activa, por el nombre del producto comercial, o por el número de registro que aparece en el listado de autorizaciones excepcionales no aparezca nada de nada. El Goldor Blait parece un insecticida fantasma. Y es que a mi me gusta leer las fichas de registro y de datos de seguridad de estos venenos y ver que implicaciones tiene su uso… Cada uno tiene sus manías.
La hipocresía de un sistema fallido que permite este tipo de usos demuestra que solo un cambio hacia un modelo de agricultura ecológica puede salvar a las abejas, sí es que no las exterminamos a todas antes, a nuestra alimentación y a la biodiversidad. En la agricultura ecológica también se siembran patatas, por cierto deliciosas, y para evitar este tipo de problemas se utiliza la rotación con cultivos específicamente y cuidadosamente seleccionados que disminuyen la presencia de este tipo de “plagas”. Ya lo sé, no es tan fácil planificar, estudiar cuáles son las mejores asociaciones de cultivos, cómo potenciar las especies beneficiosas, cómo alimentar al suelo y generar fertilidad… y un sin fin de técnicas y métodos que se utilizan en la agricultura ecológica. Es mucho más fácil echar sustancias químicas por lo que sea y a correr. Pero si es fácil elegir que herencia queremos dejar para el futuro. Yo lo tengo claro.
Sí tú también lo tienes claro y esto también te indigna, entra aquí y firma la petición para salvar a las abejas y a la agricultura.
Luís Ferreirim (@LFerreirim), responsable de la campaña de Agricultura y Transgénicos de Greenpeace España
¿Qué puedes hacer tú?
- Gracias a las miles de firmas en toda Europa a favor de las abejas, ¡ya son cuatro los insecticidas tóxicos prohibidos en la UE! Pero todavía tenemos que seguir presionando para salvar las abejas.