Últimamente están saliendo numerosas noticias sobre cajas de ahorros en apuros, sus irregularidades y sus posteriores rescates. Lo que no está saliendo en los medios, sin embargo, son los impactos sociales y medioambientales que se esconden detrás de algunas de estas entidades. Hablamos, en concreto, de la actualmente “célebre” Caja de Ahorros del Mediterráneo (CAM) y sus tratos con la dudosa constructora Hansa Urbana.
Ante estos hechos, varias organizaciones ecologistas de España y México hemos reclamado al Banco de España que investigue los vínculos entre la CAM y la promotora inmobiliaria y turística Hansa Urbana, implicada en varios proyectos dudosos o fallidos de carácter turístico e inmobiliario, entre ellos el de Cabo Cortés en México. Un proyecto que implica la destrucción de un auténtico paraíso medioambiental y del modo de vida de las comunidades que ahí habitan.
Recientemente, el Banco de España ha tenido que intervenir la CAM ante su mala gestión, e inyectar fondos públicos del Fondo de Reestructuración Ordenada Bancaria (FROB) para sanear su balance. Ahora, la entrada de fondos públicos debe suponer el fin inmediato de esos proyectos especulativos y depredadores del medio ambiente. Eso es lo que queremos reclamarle al Banco de España.
CAM y Hansa, amistades peligrosas
La CAM posee el 30% de las acciones de Hansa Urbana y siempre ha atendido las peticiones de financiación planteadas por la constructora. Según varios medios de comunicación, Hansa le debe a la CAM entre 700 y 800 millones de euros.
En 2007 Hansa Urbana compró 3.850 hectáreas en Baja California Sur, donde pretende poner en marcha el macro-proyecto inmobiliario y turístico llamado Cabo Cortés. El proyecto está ahora paralizado por motivos medioambientales. Con un tamaño en habitaciones de hotel y viviendas similar al conjunto de Cancún, el proyecto cuenta con otros ingredientes como campos de golf, puerto deportivo, aeropuerto privado, etc. Cabo Cortés se encuentra en la zona colindante al Parque Nacional Marino de Cabo Pulmo, una zona protegida desde 1985 y que es Patrimonio Natural de la Humanidad por la UNESCO, debido a su incalculable valor ecológico.
La CAM no es ajena a las “aventuras” de Hansa Urbana en México, sino que es perfectamente consciente del proyecto de Cabo Cortés y de sus posibles riesgos, a tenor de la intervención de su directora general, María Dolores Amorós, en la Asamblea de la entidad, el pasado mes de junio de 2010. Cuando los representantes de los trabajadores en el sindicato CGT preguntaron a la caja acerca del potencial impacto de Cabo Cortés, Amorós afirmó que se trata de un proyecto que cumple con la legalidad y respeta el medio ambiente, y que la caja “estará vigilante para que ello siga siendo así”.
Estamos en condiciones de afirmar que Cabo Cortés no respeta ni la legalidad ni el medio ambiente, y queremos que se investiguen hasta el final estas inversiones y proyectos y que se dé a conocer, y se ponga fin, a la irresponsable gestión en esta materia que hasta el momento han llevado a cabo los equipos directivos de la CAM.
Para más información: comunicado de prensa
Mabel González, responsable de la campaña de Conflictos y Medio Ambiente