Un año más, Greenpeace está presente en la reunión anual de la Comisión Internacional para la Conservación del Atún Atlántico (CICAA o ICAAT en sus siglas en inglés), organismo al que deberíamos apodar "Conspiración Internacional para Capturar y Agotar los Atunes", dada la mala gestión que realiza de la pesca de esta especie y que la está llevando al borde del colapso.
El atún rojo se ha convertido en un símbolo de la codicia del ser humano. En la última década, el atún rojo se pesca sin control en las zonas de desove del mar Mediterráneo. Los atunes salvajes son capturados con redes de cerco y transferidos a jaulas en las que son transportados por mar hasta las granjas de engorde, donde son alimentados hasta que su carne y su peso son los ideales para conseguir un buen precio en el mercado japonés, donde se vende como el sushi más caro disponible en los menús. Y como no sólo se come sushi en Japón, "atún rojo" significa "grandes cantidades de dinero".
Con este gran negocio detrás, las cuotas de captura establecidas por ICAAT están por encima del máximo recomendado por los científicos para que la especie no se extinga. Por si esto no fuera poco, estas cuotas no se cumplen y las capturas totales se encuentran por encima de lo establecido por ICAAT, llegando en 2007 a ser cuatro veces superior a la cifra recomendada por los científicos.
A pesar de la evidente falta de una correcta gestión por parte de ICAAT, la comunidad internacional ha dado un paso hacia delante en la conservación de esta especie al proponer que se incluya en el Apéndice I de CITES (Convención Internacional para el Comercio de Especies Amenazadas). Esto pondría al atún rojo en la misma lista que el rinoceronte, el gorila o el tigre, prohibiendo su comercio.
Según los últimos datos científicos, el atún rojo cumple los criterios para ser incluído en este apéndice. Aún así, su situación es tan extrema, que harían falta más de diez años de prohibición en la pesca de atún rojo para que la especie se recuperase hasta el punto en el que se pudiera volver a comerciar.
Por ello, Greenpeace pide a los países reunidos en Brasil con motivo de ICAAT que cesen la pesca de atún como única oportunidad de esta especie para luchar contra su extinción. No hay más tiempo que perder.
Celia Ojeda y Elvira Jiménez, campaña de Océanos de Greenpeace.