La radiación es el término utilizado para describir la energía en forma de luz o partículas. Mientras que en la naturaleza la mayoría de los átomos son estables y no varían ni en composición ni en energía, algunos átomos de forma natural o creados artificialmente son inestables, lo que significa que son propensos a emitir de manera espontánea energía o partículas.
Debido al grave accidente nuclear de Fukushima se están liberando al medio ambiente nubes compuestas de gases radiactivos que se están generando en el interior de los reactores nucleares dañados y en las piscinas de almacenamiento combustible sin refrigeración. Esto está causando una contaminación por radiactividad en la que se liberan, entre otros, átomos de yodo-129 y cesio-137 (radioisótopos).
Una vez que estas partículas se liberan y llegan al medio ambiente provocan la contaminación radiactiva de la tierra, el agua y el aire, y afectan a los cultivos y las plantas, los animales y las personas.
En los seres humanos el yodo radiactivo puede formar tumores, siendo el cáncer de tiroides su principal riesgo asociado. Éste afecta especialmente a los niños por encontrarse en pleno desarrollo.
El cesio radiactivo puede producir náuseas, vómitos, diarreas, hemorragias e incluso la muerte, dependiendo del tiempo de exposición a sus radiaciones ionizantes.
Es por ello que las autoridades japonesas están pidiendo a sus ciudadanos que eviten salir a la calle, que aislen puertas y ventanas y que se cambien la ropa y se duchen a conciencia cuando entran en casa.
La contaminación por radiación es posiblemente una de las mayores amenazas a la salud pública que puede provocar una industria. ¿Durante cuánto tiempo vamos a seguir jugando con la energía nuclear, incontrolable e insegura, cuando el uso de las energías renovables es, desde hace mucho tiempo, una realidad técnica, económica y socialmente responsable?
Rodrigo Marcos, campaña anti-nuclear de Greenpeace España
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