Se ha puesto en marcha una intensa campaña para tratar de evitar el cierre de la central nuclear de Garoña. En ella están participando de manera activa algunos poderosos personajes del entorno gubernamental que merecen algún comentario.
Comecemos por decir que, más allá de lo que cada cual piense de la energía nuclear, lo cierto es que lo que estamos pidiendo quienes demandamos el cierre inmediato de esta nuclear, es el cumplimiento de una promersa electoral del PSOE, incluida en sus programas de 2008, 2004 y anteriores. No es mucho más, ni menos por cierto, de lo que hizo Aznar, quien decidió el cierre de la central nuclear de Zorita.
Llama la atención que algunos cargos públicos socialistas, como el Presidente de REd Eléctrica, Luis Atienza, estén presionando tanto y de manera tan obvia en favor de prorrogar 10 años la vida de la central de Garoña. Y llama la atención porque el responsable de la gestión de la red eléctrica debiera ser neutral con respecto a las fuentes de energía, y limitarse a gestionar la red. Tal vez para liderar el lobby pronuclear dentro del PSOE debiera primero abandonar el cargo que ostenta.
Lo que ya roza la falacia delirante es decir que cerrar Garoña aumentaría un 10% la factura eléctrica. Se trata de una mera intoxicación sin fundamento lanzada desde la industria nuclear en esta campaña de intimidación para evitar el cierre. Quede claro que Garoña está plenamente amortizada desde hace años.
Dicen falsamente una y otra vez que España depende de la nuclear francesa. Sólo un dato: España exportó en 2008 una cantidad de electricidad equivalenete a la producida por tres centrales nucleares como la de Garoña.
Quedamos, pues, a la espera del cierre de Garoña.
Juan López de Uralde, director de Greenpeace