Esta semana estamos celebrando la culminación de una campaña histórica para la organización y especialmente para la oficina de Canadá. La campaña comenzó a mediados de los años 90, hace ahora 20 años, y logró un gran hito con el acuerdo firmado en 2001 para la protección del Bosque del Gran Oso (Great Bear Rainforest), la última región de bosque templado lluvioso de la costa oeste de la Columbia Británica, en Canadá.
Esta región forestal se extiende a lo largo de la costa canadiense del Pacífico, desde la misma frontera con el sur de Alaska hasta la isla de Vancouver. El nombre, Bosque del Gran Oso, es debido a la presencia de varias especies de osos: Grizzly, Negro, Kermode o el Spirit Bear… que viven en grandes y antiguos bosques de cedro rojo y de abetos Sitka, de 90 metros de altura, junto con lobos, salmones, orcas, etc. Una región que guarda todavía valles prístinos de una elevada biodiversidad.
Hace 20 años, en esta región se libraba una gran batalla: activistas e indígenas con pancartas, bloqueando con sus cuerpos los caminos y la maquinaria forestal, manifestaciones en diversas ciudades de Canadá y en todo el mundo, y la rescisión de contratos por valor de millones de dólares por parte de las empresas compradoras de madera. En esa época, el 95% de este bosque, de alto valor para la conservación, estaba sujeto a la explotación forestal, con grandes cortas que dejaban enormes extensiones de terreno sin árboles.
El cese de las hostilidades en el Bosque del Gran Oso se produjo tras el compromiso del gobierno provincial, anunciado el 4 de abril de 2001, para proteger 1,5 millones de hectáreas de área forestal. Este compromiso sentó las bases para un modelo de trabajo enfocado en resolver problemas ambientales y socio-ecónomicos a través del diálogo y la ordenación del territorio.
Durante todo este tiempo, Greenpeace ha estado trabajando en estrecha colaboración con las dos principales organizaciones de las 'First Nations' (las tribus indígenas llamadas en Canadá “Primeras Naciones”). Hemos llegado a acuerdos con estas organizaciones y las empresas sobre la mejor manera de proteger el bosque y el bienestar de las comunidades mientras se garantizan las oportunidades económicas. Hemos presentado conjuntamente estas soluciones a los diversos actores y al gobierno provincial como responsables de tomar decisiones sobre sus territorios. Estas soluciones fueron la base del Gran Acuerdo del Bosque del Gran Oso firmado en 2006.
Tras este acuerdo, el 85% de las tierras forestales del Bosque del Gran Oso, más de 3 millones de hectáreas (una superficie mayor que Bélgica), han sido excluidas de la explotación forestal.
La tala está ahora limitada a 550.000 hectáreas, con unas normas de explotación forestal que se encuentran entre las más estrictas en América del Norte. Y, muy importante, el acuerdo está bajo la supervisión de las ‘Primeras Naciones’, cuyas comunidades han visto mejorar sus oportunidades en el territorio.
Esta victoria representa un modelo y una esperanza para resolver otros conflictos en otras regiones forestales del mundo. La protección del Bosque del Gran Oso es un modelo que podría ayudar a resolver no sólo los conflictos ambientales, sino también abordar las cuestiones de justicia social, especialmente en términos de los derechos de los pueblos indígenas a sus territorios tradicionales, y su derecho a un medio de vida sostenible.
Desde Greenpeace queremos dar las gracias a todos los activistas, voluntarios, socios y simpatizantes que han hecho esto posible. Es difícil explicar aquí cuánto trabajo y esfuerzo ha sido necesario para hacer esto posible. Pero no es difícil decir, desde Greenpeace, desde el equipo de la Campaña de Bosques, gracias a todos y muchas felicidades por esta gran victoria.