Qué mejor forma de celebrar el día de los océanos que navegando a bordo del Arctic Sunrise, rumbo al océano que le da su nombre. Y parece que el mar sabe que es su día porque nos está tratando bien, una navegación fácil.



Mirando hacia el horizonte, rodeada de agua, parece mentira que algo tan inmenso pueda estar en peligro. Quizás eso mismo es el punto débil de los océanos, su inmensidad, que hace que no seamos conscientes de todo lo que habita en ellos, de lo que mueven sus corrientes, de las comunidades costeras que bañan. Y también que parezca que cualquier impacto se diluye en tanta agua. La contaminación, la sobrepesca, las perforaciones petrolíferas, el cambio climático... parece que los océanos lo aguantan todo.

¿Qué importa una bolsa de plástico más en el agua? ¿o un emisario más de aguas industriales? ¿qué supone echar otra vez al agua una enorme red de pesca de arrastre? ¿o un nuevo pozo petrolífero en medio del mar?

Importa, y mucho. Los mares y océanos tienen un límite a los impactos que pueden soportar. Y las especies que viven en ellos también. Por eso hay que protegerlos, cuidarlos y gestionar sus recursos de forma sostenible de forma que esa riqueza no se pierda y se mantenga para el futuro.

En 2020 un 10% de los océanos debería estar protegido. Es un compromiso internacional que los países deben cumplir, tanto en sus propias aguas como en aguas internacionales, esas que no pertenecen a ninguna nacionalidad y que sin embargo es todo un reto proteger. Globalmente, menos del 5% de los océanos están protegidos a día de hoy, por lo que queda aún la mitad del camino por recorrer. No hay tiempo que perder.

El Mediterráneo, con más del 93% de sus stocks sobreexplotados y una contaminación preocupante sin duda necesita un plan de recuperación urgente. El océano Índico, carece de una gestión efectiva que ponga algo de orden en el descontrol de la pesquería de atún, una de las más lucrativas del mundo. Podríamos seguir hacia el Pacífico, con la expansión de las flotas asiáticas, la vulneración de los derechos humanos en algunas de ellas, y la ingente cantidad de plásticos que flotan en sus aguas.

Aunque navegando hacia el Ártico, no podemos dejar de insistir en lo imprescindible que es avanzar su protección. Sus aguas internacionales no tienen ninguna figura de protección, es el océano más desprotegido del planeta. Y sin embargo está en el punto de mira de muchos países y empresas.

Hasta hace pocas décadas el propio hielo que lo cubría era la mejor garantía de que allí no entrarían industrias ni grandes buques. Toda la biodiversidad que alberga, los mamíferos marinos, las aves, las increíbles especies de sus profundidades, los corales de aguas frías se encontraban fuera del alcance de los impactos de la actividad humana. Pero ese hielo está retrocediendo, y el escudo que antes proporcionaba el hielo cada vez es menor. Lo que ya no está protegido de forma natural necesita ahora una protección legal.


Yellow Mellow y Cadepe, youtubers, navegando en el Arctic Sunrise.

Por eso vamos rumbo al Ártico, para llevar las voces de quienes quieren proteger el Ártico directamente a sus aguas. Y luego hacérselas llegar a quienes tienen en su mano avanzar en su protección.

Si no lo has hecho aún ¿qué mejor manera de celebrar el día de los océanos que dejando tu razón para proteger el Ártico? Hazlo pinchando aquí