Dentro de unas horas asistiremos, en Barcelona, a la proyección del documental “Había una vez una isla” sobre los impactos del cambio climático en el Pacífico. Estaremos allí junto con científicos, representantes de la administración catalana y sectores de la economía española afectados por el cambio climático que ya sufren graves impactos del cambio climático.
Una pena no contar con nadie del Gobierno central para que se dieran cuenta de que con cada negativa a mayores compromisos de reducción de emisiones le damos la espalda a los Estados Isla del Pacífico, pero también a estos sectores económicos españoles y desaprovechamos la oportunidad de reactivar la economía española y ocupar un lugar destacado en el mercado europeo de la energía.
Ayer se presentó en Bruselas el análisis de la Comisión Europea sobreenergías renovables que analiza el estado de cumplimiento del objetivo de alcanzar el 20% de suministro energético mediante renovables en 2020 y el camino a seguir a partir de entonces. Para asegurar que el crecimiento de las renovables sigue después de 2020, la Comisión recomienda establecer objetivos a 2030 que marquen la trayectoria y aporten seguridad al mercado y destaca los mecanismos a aplicar, como el aumento del compromiso europeo de reducción de emisiones o el establecimiento de nuevos objetivos europeos de suministro energético renovable.
Además, recuerda la necesidad de dejar de subvencionar a los combustibles fósiles, algo muy de actualidad en España estos días de protestas del sector del carbón. España, con un potente sistema de ayudas al carbón y la moratoria a las primas a las renovables decretada unilateralmente a principios de este año, constituye el más claro ejemplo de lo que no debe hacerse y así lo ha puesto de manifiesto la misma CE.
Pero la Comisión no es la única con esta visión. Existen ya gran cantidad de estudios de otras instituciones que lo confirman: una política climática europea más ambiciosa llevaría asociados importantes beneficios económicos. El último, uno de Bloomberg que establece que un compromiso del 30% de reducción de emisiones para 2020 -en lugar del actual 20%- implicaría costes adicionales globales no superiores a los 3.500 millones de euros anuales en el conjunto de la UE. Aunque parezca grande es una cifra más que aceptable, sobre todo si tenemos en cuenta que España va a gastarse más de 1.500 millones en la compra de derechos de emisión para cumplir el Protocolo de Kioto. El informe revela, también, los beneficios que esto representaría para países productores de energía renovable como España o con un sector de la construcción potente que podría reactivarse adaptando los edificios a mayores cotas de eficiencia.
Países como el Reino Unido o Alemania lo tienen claro y piden mayor ambición climática a la UE pero Rajoy, tan dispuesto a doblegarse a los dictados de Merkel en temas económicos, hace como que no la oye en materia ambiental. Mientras todo esto sucede, África sigue desertizándose, el Ártico sigue derritiéndose y algunos estados isla del Pacífico se hunden cada día un poco más.
Esta tarde, durante la proyección del documental “Había una vez una isla” recordaremos que en materia de cambio climático, no solo se hunden ellos...
El documental “Había una vez una isla” se proyectará durante el mes de junio en diversas salas de Asturias, Cataluña, Islas Baleares, Comunidad de Madrid y País Vasco. Consulta los detalles en nuestra agenda.
Por Aida Vila, responsable de la campaña Cambio climático y Energía de Greenpeace España