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Cabo Cortés: destruyendo el paraíso |
Ayer, Greenpeace España y México lanzaron simultáneamente en ambos países una campaña para frenar el megaproyecto turístico Cabo Cortés, que la empresa española Hansa Urbana pretende construir en Baja California Sur.
Cabo Cortés es un “monstruo” contaría con más de 3.800 habitaciones de hotel, más de 7.000 viviendas, un puerto deportivo de 490 amarres, dos campos de golf, aeropuerto, y 5.000 viviendas para los trabajadores, entre otras muchas infraestructuras. En total, la empresa reconoce que equivale a 30.000 cuartos de hotel. Para hacernos una idea de lo que suponen estas dimensiones, Cancún tiene 37.000. Si se construye, será con diferencia la mayor ciudad de todo el estado.
Hansa Urbana quiere construir este complejo en una superficie de 3.800 hectáreas, con 7,5 kilómetros de playa, justo al lado del Parque Nacional Marino de Cabo Pulmo. Este Parque comprende una Reserva Marina y brinda protección a la costa y el desierto, y alberga el más antiguo y rico arrecife de coral de Norteamérica, más de 220 especies de peces, tortugas marinas, mantas voladoras… además de ser zona de paso de varios tipos de ballenas. El Parque se protegió hace 15 años y su recuperación es espectacular. Pero ahora, el proyecto puede impactarlo de lleno y acabar con su ecosistema único. Cabo Cortés no debe construirse.
En la rueda de prensa en la que presentamos la campaña intervinieron por vídeo dos eminentes científicos mexicanos, Ezequiel Ezcurra y Octavio Aburto, que explicaron la riqueza del arrecife y las razones por las que hay que conservarlo.
También participó Mario Castro habitante de la comunidad de Cabo Pulmo, que explicó cómo durante generaciones fueron pescadores, pero desde hace 15 años se dedican a la conservación del Parque, al ecoturismo, a explicar a los visitantes la riqueza del lugar. “El arrecife no es nuestro –decía- pero nosotros somos sus guardianes para que siga siendo patrimonio de la humanidad. Además, muy cerca ya hay otros polos turísticos como Cabo San Lucas para quien quiera hoteles y restaurantes. ¿Es que todo tiene que ser igual? ¿Por qué hay que destruir también Cabo Pulmo?”.
Sus preguntas son muy pertinentes. Porque estamos hablando de un modelo de desarrollo depredador, que es insaciable en la búsqueda de nuevos espacios sobre los que seguir construyendo para obtener beneficios en el plazo más corto posible.
En el caso de Hansa Urbana y de las empresas españolas del sector, se añaden sus antecedentes, que todos conocemos bien: después de destruir el litoral en España, y ahora que la crisis agotó (de momento) su modelo de construcción desenfrenada, buscan oportunidades de inversión y territorios vírgenes en otros lugares. Para seguir lucrándose a corto plazo, en detrimento del medio ambiente, y del bienestar de las comunidades locales y de las generaciones futuras.
Ayúdanos a parar Cabo Cortés. Participa en esta ciberacción y pide a la empresa que abandone el proyecto:
http://www.ciberactuacongreenpeace.es/index.php
¡Gracias por ayudarnos!
Mabel González y Alejandro Olivera, Greenpeace España y México