Tras conocer la noticia de que la Autoridad Portuaria de Pasaia ha pedido al Ministerio de Medio Ambiente que paralice el informe ambiental sobre el proyecto para construir un puerto exterior en el Monte Jaizkibel no podemos dejar de felicitarnos por ser parte, junto a miles de personas, de esta pequeña gran victoria.
Tras casi una década haciendo campaña contra el proyecto, la sociedad, la ciencia y los grupos ecologistas hemos conseguido que sea retirada esta iniciativa. Unos planes que provocarían un daño irreparable al monte Jaizkibel y a sus fondos marinos, protegidos -al menos en el papel- con varias figuras de protección vascas, estatales y europeas. Esperamos además que sea una retirada definitiva.
La Autoridad Portuaria por fin ha visto lo que veníamos señalando hace mucho tiempo, que ni siguiera había una justificación económica para construir el puerto. Lo dice Pilar Marcos, responsable de la campaña de Costas: "Esto es el cuento de la lechera, la lechera que tenía un puerto".
Y si alguien todavía piensa que defender la naturaleza no merece la pena, que se mire el bolsillo, porque abandonar el proyecto del puerto exterior, otro de esos planes faraónicos y ruinosos económicamente que tanto se repiten a lo largo y ancho de la península Ibérica, es ahorrar mucho dinero. Y el que piense que exagero, que mire a Coruña, donde el puerto exterior dobla ya su presupuesto inicial y costará más de mil millones de euros (aproximadamente lo que costaría el puerto exterior de Pasaia), lo que supone un coste de cinco veces más que su competidor directo, el puerto exterior de Ferrol, situado a tan sólo 20 kilómetros de distancia.
Tanto puerto exterior se ha venido justificando desde hace una década porque las autoridades portuarias siempre preveían un incremento exponencial del tráfico marítimo. Pero la realidad es muy tozuda, y el actual puerto de Pasaia tiene, a día de hoy, un tráfico por debajo de un 40% de la evolución de actividad portuaria que se preveía hace 10 años.
Ahora ha llegado el momento de tomarse en serio la regeneración de la bahía, de adaptar el puerto interior para destinarlo a actividades compatibles con el entorno en el que se sitúa. La Autoridad Portuaria tiene una oportunidad única para escuchar a las vecinas y vecinos y a la sociedad y llevar a cabo un proyecto que sea de todos.
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