El pasado febrero denunciamos, un año más, las mortandades masivas de abejas. Estas mortandades ocurren reiteradamente en determinadas comunidades autónomas como, por ejemplo, la Comunidad Valenciana debido al uso de plaguicidas en la agricultura convencional y en particular durante la floración de frutales atractivos para las abejas y otros insectos polinizadores.
Esas denuncias las hicimos de la mano del sector apícola y al documentar estas mortandades fueron nuestras las manos que llenamos de abejas muertas… Como dijimos entonces, ésto era sólo una parte visible del problema. En el campo este uso masivo y abusivo de plaguicidas habrá dejado un olor a muerte igual o peor para una inmensa diversidad de seres vivos, entre ellos los polinizadores silvestres, pero esos efectos no los vemos con la misma facilidad.
Felizmente, la semana pasada vimos cómo estas denuncias, y el trabajo continuado con organizaciones locales, apicultores y con miles de personas anónimas que han pedido que se proteja a las abejas -casi 250.000 personas han firmado la petición de Greenpeace-, empiezan a dar más resultados. Elena Cebrián, Consejera de Agricultura de la Comunidad Valenciana, anunció lo siguiente:
"Vamos a establecer un plan de control en explotaciones agrícolas para atajar el uso de insecticidas que pueden dañar a las poblaciones de abejas, particularmente en época de floración"
Esta era una de nuestras principales demandas para el corto plazo y aunque es solo un primer paso, es un paso fundamental para poder frenar las mortandades de abejas y otros insectos polinizadores.
Para dar estos pasos hace falta mucha valentía y voluntad política, pero seguiremos atentos el desarrollo del plan anunciado y haremos todo lo que está a nuestro alcance para que las palabras no se las lleve el viento.
En un mensaje privado cuando hicimos las denuncias de febrero la Consejera me dijo: “Entre todos salvaremos las abejas.” Este es el primero resultado y la demostración de que se lo ha tomado en serio, pero queda mucho por hacer en la tercera comunidad autónoma donde más se utilizan plaguicidas por hectárea.
Todo lo que hagamos por el bien de las abejas, repercutirá también en el bien de los demás polinizadores, de los ecosistemas, de la agricultura y de nosotros mismos, porque además de que son seres vivos fascinantes, su función es vital para el equilibrio ecológico del planeta.
Porque el futuro de las abejas también es el nuestro te invito a contribuir con un pequeño granito de polen que podrá ser decisivo para su bienestar. Si aún no lo hiciste, firma nuestra petición para salvar a las abejas.