Vuelve a iniciarse el curso político con los habituales rifi-rafes entre los grandes partidos a cuenta de la crisis económica. La expresión "brotes verdes" se ha convertido para unos en la imagen de una posible y próxima recuperación económica, mientras que otros hacen de ella el paradigma de la demagogia gubernamental.
Más allá de esta polémica, lo cierto es que a mí los brotes verdes que me gustan son los de Antonio Machado, quien en el libro Campos de Castilla, hace con su poema A un olmo seco, un bello canto a la esperanza:
Al olmo viejo, hendido por el rayo
y en su mitad podrido,
con las lluvias de abril y el sol de mayo
algunas hojas verdes le han salido.
Esas hojas verdes de Antonio Machado son un símbolo de la fuerza de la vida, capaz de resistir, y de tratar de vencer a una muerte casi ineludible. Seguramente no hay mejor imagen de la lucha por la vida, que la elaborada por Machado en este poema.
En la actual situación del medio ambiente de nuestro Planeta, esos brotes u hojas verdes, evocan la esperanza de que aún podemos salvarlo de las mayores amenazas: el cambio climático y la pérdida de biodiversidad.
Así que cuando oigo a los políticos discutir tan acaloradamente sobre la densidad de esos brotes verdes, me pregunto por qué les importa tan poco nuestra maltrecha Naturaleza, y pienso que tal vez una mayor atención a la misma, impulsaría también una salida de la crisis económica.
Quedo, por tanto, a la espera de ver brotes verdes en las cuestiones que veremos debatir en los próximos meses. Pero verdes, de tono machadiano. Desde aquí trataremos de regar con palabras y hechos los que vayan naciendo.
Juan López de Uralde, director de Greenpeace España