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Cambio en el pH de la superficie marina causado por el CO2 antropogénico entre los años 1700 y 1990 |
Uno de los efectos más desconocidos, y al tiempo más dramáticos del aumento de CO2 en la atmósfera es el progresivo aumento de la acidez de los oceános. Hace unos días 150 destacados biólogos marinos firmaron la Declaración de Mónaco en la que hacen un llamamiento urgente a reducir las emisiones de CO2 para salvar los océanos.
Los oceános son los sumideros más importantes de CO2. Se calcula que han absorbido aproximadamente la mitad de ese gas que se ha emitido desde la revolución industrial hasta nuestros días. Sin embargo debido a la enorme magnitud de las emisiones, esa acción tan beneficiosa no ha podido evitar el aumento constante en la concentración atmosférica. Hay un efecto colateral inesperado, y muy preocupante: la acidez de los océanos aumenta como consecuencia de este proceso. Los científicos calculan que el pH está disminuyendo 100 veces más rápido de lo que lo haría en condiciones naturales. El agua del mar tiene un pH de 8,2, ligeramente alcalino. El mínimo cambio en esta variable tiene consecuencias en el ecosistema marino.
Conviene recordar una vez más que las criaturas marinas no sólo viven del mar, sino que viven en el mar. Por tanto cambios que pueden parecer menores, como la reducción del pH, sin embargo pueden hacer imposible la vida de algunas especies. Este problema se añade a otros muchos problemas del mar como la sobrepesca, la contaminación o la destrucción de los ecosistemas marinos.
A medida que vamos conociendo más, el cambio climático se van descubriendo nuevos efectos perjudiciales, en muchos casos dramáticos. Por ello cada día que pasa sin que hagamos frente a las emisiones de gases de efecto invernadero es un día perdido para la humanidad y para el Planeta.
Juan López de Uralde, director ejecutivo de Greenpeace España