Atún rojo/ Medidas difíciles para tiempos revueltos

Una año más comienza la pesca del atún rojo (Thunnus thynnus), un año más vuelve a estar envuelta en polémica y problemas que inducen a irregularidades, algo que hace que esta pesquería a pesar de estar controlada, según la Comisión Internacional para la Conservación del Atún Atlántico (ICCAT), tenga numerosas capturas procedentes de pesca ilegal.

El atún rojo sigue estando sobreexplotado y su pesquería continua implicando un riesgo para la futura recuperación de esta especie por lo que el inicio de la temporada para el cerco representa una gran amenaza.

La cuota de este año es de 12.900 toneladas que se pescaran del 16 de mayo al 14 de junio. De éstas a España le pertenecen 2.411 toneladas, de las cuales la mayor parte irán destinadas a la pesquería de cerco y al posterior engorde de los ejemplares en granjas.

Libia no ha acordado este año el plan de pesca que exige ICCAT para realizar la actividad, y pese a ello ha permitido la pesca en sus aguas. Esto supone que cualquier captura realizada este año en aguas de Libia será ilegal. El actual conflicto, con sus dramáticas consecuencias en este país, impiden una gestión y un control efectivo de la pesca en estas aguas. Esto tendrá fatales consecuencias en el plan de recuperación acordado a nivel internacional para esta especie, seriamente sobreexplotada. Ante esta situación, Greenpeace junto con WWF han pedido a ICCAT que cierre la pesca de cerco por la amenaza de pesca ilegal en Libia.

Para evitar que las capturas ilegales de atún rojo entren en los mercados internacionales o doméstico hay que tomar medidas decisivas para el control en las jaulas de engorde del Mediterráneo, el destino último de los barcos de cerco.

Lo que está claro es que los tiempos difíciles se requieren medidas difíciles, sobre todo cuando esta manera de actuar de ICCAT está permitiendo que los frágiles logros de los últimos años se vean ahora amenazados.