Estamos en pleno comienzo de curso, y con ello salen de nuevo a los quioscos los coleccionables típicos de esta época del año, aunque hay que decir que cada vez son menos (ni las casitas de madera, ni los camiones de época se libran de la crisis). Greenpeace no podía ser menos y lanza el cuarto fascículo de su coleccionable “Investigación en el océano: denunciando los crímenes que se comenten en el mar”, en el que exponemos cómo las ayudas de pesca de la Unión Europea (UE) financian la pesca insostenible, destructiva e incluso ilegal.
Primero, una recopilación rápida:
- Número 1. “Política Pesquera Común: lista para el abuso” o cómo barcos y empresas involucradas en pesca ilegal, destacando el caso del entramado empresarial de la familia Vidal, se benefician de las ayudas de la UE.
- Numero 2. “Hasta que desaparezca el último pez” o cómo el destructivo modelo de la pesca de arrastre de profundidad sobrevive gracias a las subvenciones europeas.
- Número 3. “El precio del saqueo” o cómo los contribuyentes europeos financian buques arrastreros que arrebatan los recursos pesqueros de las aguas de África occidental.
Y ahora vamos con la novedad: Número 4 “Oro azul en Italia” (en inglés).
Italia es el tercer país receptor de subsidios de pesca de la UE. Tiene una de las mayores flotas pesqueras y se centra principalmente en la anchoa y la sardina. Aparte de por su flota, Italia es conocida en el sector pesquero por ser reacia a implementar las normas de pesca de la UE y en Greenpeace hemos expuesto un claro ejemplo.
La mayor flota mediterránea de sardina y anchoa tiene su base en los puertos de Chioggia y Pila di Porto Tolle y es beneficiaria de cientos de millones de euros de dinero público. Estas especies se pescan con una técnica que se denomina “arrastre a la pareja” en la que dos barcos tiran de una red de arrastre que se desplaza por la columna de agua atrapando todos los peces que encuentra.
A pesar de las advertencias de los expertos sobre el descenso de las poblaciones de estas especies, en las últimas décadas el gobierno italiano ha apoyado el aumento de esta flota y con ello su capacidad de pesca, ignorando también las políticas vigentes de la UE.
Con los datos de registro de flota de la UE en Greenpeace hemos hecho números y hemos desvelado cómo, entre 1995 y 2012, el número de licencias otorgadas para arrastre de pareja en estos dos puertos aumentó en un 70% y el tonelaje bruto (que indica la capacidad de pesca) combinado de todos los barcos con esta técnica pesquera aumentó un 130%. Estos datos se han remitido a la Comisión Europea.
Nos encontramos, así, con otro ejemplo de cómo las ayudas europeas van destinadas a flotas insostenibles con la complicidad de los gobiernos, mientras la pesca sostenible, la pesca artesanal, agoniza. La Política Pesquera Común debería ayudar a crear un sector pesquero más sostenible en Europa y proteger los stocks, pero esto claramente no se está logrando. Por eso es vital un reforma ambiciosa de esta normativa que apueste claramente por la pesca artesanal y sostenible.
Esperemos que con tantos ejemplos sobre la mesa no sea necesario sacar un quinto fascículo de nuestro coleccionable :-)
Elvira Jiménez (@elvirajn), campaña de Océanos de Greenpeace