Cuando razonamos por qué nos oponemos al uso de la energía nuclear, a veces parece que da igual que expliquemos que lo hacemos por la peligrosidad de los residuos radiactivos que genera, que son difíciles de gestionar y carísimos de mantener. Da igual que digamos que es por el riesgo a que someten a las personas y al medio ambiente las centrales nucleares debido a la posibilidad de un accidente y, a los gases y líquidos radiactivos que emiten al medio ambiente de forma rutinaria.
Da lo mismo que los comprometidos activistas de Greenpeace consigan entrar en el perímetro interior de la “súper segura” central nuclear de Cofrentes y escalen su torre de refrigeración para pintar en ella, despacito y con muy buena letra, “Peligro nuclear”, demostrando así la falta de seguridad de estas instalaciones que son objetivo potencial de grupos terroristas.
Supongo que siempre habrá algunos que digan que somos unos “alarmistas nucleares” y que exageramos los peligros. Pero yo creo que es porque nunca han leído la información que publica, con cuentagotas, el Consejo de Seguridad Nuclear (CSN), la institución en teoría responsable de la seguridad de las centrales nucleares españolas, sobre los denominados “sucesos de seguridad”, o lo que es lo mismo, los fallos, averías, errores humanos y accidentes que ocurren, a menudo, en nuestras centrales.
Sirva como ejemplo lo que relata el CSN que ocurrió en la central nuclear valenciana de Cofrentes el día 2 de agosto de 2007: “tras la vuelta a la operación después de la parada de recarga se produjo un incendio en la fase A del transformador principal (T1) ocasionado por un cortocircuito entre las fases A y B de entrada de baja a la unidad A del transformador T1 con el consiguiente aumento de temperatura, incendio de aceite, además de otros efectos.” ¡Extremecedor!
O este otro comentario sobre el suceso acaecido en la misma central nuclear el 25 de octubre de 2009: “…Se declaró el nivel de prealerta de emergencia … por el suceso 1.2.3 “fallo abierta de una válvula de alivio/seguridad”. La duración de la prealerta fue de cuatro minutos. De los análisis realizados por el titular tras el incidente no se ha podido determinar claramente la causa de la apertura de la válvula…” Parece, por estos dos ejemplos, que en Cofrentes no tienen todo bajo control.
Hoy podré dormir mucho más “tranquilo” gracias a los comentarios del CSN que, dicho sea de paso, siempre se esfuerza mucho en intentar minimizar la gravedad de los sucesos que ocurren en las centrales nucleares, pero es que sucesos como los anteriores, son difíciles de minimizar sin faltar a la verdad.
Estos son solo dos de los 102 sucesos de seguridad notificados por el CSN en la última década sobre Cofrentes, de los cuales dos han sido de Nivel 1 en la Escala Internacional de Sucesos Nucleares (INES), y 25 se corresponden con paradas no programadas. Si os interesa lo que se cuece en una instalación nuclear como Cofrentes os animo a leer y a difundir el informe “Razones para cerrar la central nuclear de Cofrentes” (1) que, junto a la Plataforma Tanquem Cofrents, Greenpeace ha presentado hoy en Valencia sin ánimo de alarmar pero sí de informar y de denunciar los riesgos de mantener abierta esta instalación.
Y si todo esto no te ha dejado indiferente te animo a que participes este próximo domingo 13 de marzo en la marcha de 4,5 km que organiza Tanquem Cofrents (2) desde el municipio de Jalance a Cofrentes, para pedir al gobierno que no renueve el Permiso de Explotación de la Central que caduca el 20 de marzo.
(1) Informe: Razones para cerrar la Central Nuclear de Cofrentes
(2) Agenda de Greenpeace con los detalles de la marcha a Cofrentes
(3) Comunicado de prensa
Rodrigo Marcos, campaña Nuclear