Marina Silva también se va. La voz de la Amazonía en el gobierno brasileño de Lula da Silva lo deja. Hastiada por el entreguismo de Lula a las grandes corporaciones e intereses contrarios al medio ambiente, Marina ha cogido su petate y ha dicho adiós. La peor noticia para la selva, y también para el Planeta. Nuestro Planeta.
En su carta de dimisión explica que no puede aguantar más la presión que están ejerciendo sobre ella quienes desean evitar la puesta en marcha de medidas que frenen la deforestación amazónica. Entre las medidas que han causado más revuelo está la resolución del gobierno federal que prohíbe la financiación pública o privada de propietarios de tierra involucrados en la deforestación. Una vez más, los pesos pesados de la industria han conseguido su objetivo: la cabeza servida en bandeja de una defensora del medio ambiente.
Esta noticia llega al mismo tiempo que se conocen los últimos y alarmantes datos que indican el nuevo récord en la concentración de CO2 en la atmósfera. La contaminación continúa cabalgando a sus anchas, y la situación de la Tierra empeora día tras día. Pero aquellos políticos que tratan de hacer frente a los problemas e impulsar políticas ecologistas, caen pronto víctimas de los intereses económicos.
En su día hablamos en este blog de la salida de Narbona por la puerta de atrás del gobierno de ZP. Hoy le toca el turno a Marina Silva. No son buenos tiempos para la Tierra, y tampoco para sus defensores. Nunca se habló tanto de medio ambiente como ahora, pero tampoco nunca se destruyó tanto. Maldita paradoja.
- Juan López de Uralde, director de Greenpeace
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