Hoy, 26 de abril, se conmemora el 27 aniversario del devastador accidente en la central nuclear de Chernóbil, en Ucrania. La radiación liberada a la atmósfera por la explosión del reactor nuclear viajó por Ucrania, Bielorrusia, Rusia y gran parte de Europa.
La contaminación persiste aún en muchos lugares, el desastre tiene una herencia que continúa hoy en día. Por eso hoy recordamos a quienes murieron en ese accidente y a los que todavía tienen que vivir con las terribles secuelas de la contaminación radiactiva que arruina sus vidas.
Chernóbil debería haber sido el último accidente nuclear de la historia. Muchos dijimos "¡No más Chernóbil!". Pero los que tienen el dinero y el poder también tienen la extraña capacidad de anteponer el enriquecimiento económico de algunos a la protección de las personas.
Y, efectivamente, en marzo de 2011 vimos cómo Japón sufrió un terremoto, un tsunami y el desastre nuclear en la central nuclear de Fukushima Daiichi.
Las advertencias de Chernóbil no se habían tenido en cuenta. Las advertencias de que los reactores nucleares de Fukushima eran vulnerables no fueron escuchadas. Una vez más es la gente, y no la industria nuclear, quién paga el precio. Las comparaciones entre Chernóbil y Fukushima son elocuentes. Miles y miles de personas desplazadas de sus hogares para hacer frente a un futuro incierto. Reactores en un estado demasiado peligroso para que los seres humanos se puedan aproximar en décadas. Casas, escuelas, tierras, alimentos y agua contaminadas. La incertidumbre sobre los efectos a largo plazo de la radiación que ha sido emitida en el medio ambiente.
Así que hoy recordamos tanto Chernóbil y Fukushima. Nunca debería haber ocurrido otro Chernóbil. Nunca debe pasar otro Fukushima. Vamos a decirlo bien alto hasta que nos escuchen.
Es hora de que todos dejemos de pagar el precio de los errores de la energía nuclear. Puedes ayudar firmando nuestra petición para que las grandes empresas que fabrican reactores nucleares asuman parte de la responsabilidad de los desastres nucleares. Es hora de hacer que toda la industria nuclear haga frente a sus responsabilidades morales y financieras. Es hora de dejar de pensar en los beneficios y pensar en las personas.
Raquel Montón (@raquelmonton) responsable de la campaña antinuclear de Greenpeace