"Llegará un tiempo en que los pájaros caerán del cielo, los animales de los bosques morirán, el mar se ennegrecerá y los ríos correrán envenenados. En ese tiempo, hombres de todas las razas y pueblos se unirán como guerreros del arco iris para luchar contra la destrucción de la tierra"...esta leyenda de los indios Cree da origen al nombre del barco más emblemático de Greenpeace, el Rainbow Warrior.
El 10 de julio es una fecha señalada para Greenpeace, un día como hoy hace 25 años, los servicios secretos franceses hundían, en Nueva Zelanda, el buque insignia de la organización, el Rainbow Warrior. En recuerdo del bombardeo, que costó la vida al fotógrafo Fernando Pereira, en este post recogemos los primeros momentos, el desconcierto y la tragedia contada por sus protagonistas.
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Peter Wilcox, capitán |
23:48, Muelle Marsden, Auckland, 10 de julio de 1985. “Hemos chocado con otro barco”. Echa un vistazo por el ojo de buey de su camarote, ve “las luces del muelle Marsden” y se da cuenta de que el barco está atracado. Pero algo no va bien. “Los ruidos indicaban algo extraño. Todavía en el catre busqué mis gafas. No estaban. Durante cuatro años en alta mar nunca se habían caído de donde las dejaba colgadas. Me levanté y ví que en el camarote todo estaba patas arriba”.
“Martini Gotje, el primer oficial, estaba al final de las escaleras que conducían a los camarotes de abajo y le pregunté si todo el mundo estaba despierto, él me contesto que sí. Entonces fue cuando estalló la segunda bomba, ¡justo debajo de nuestros pies! y ordené abandonar el barco”. Sólo habían transcurrido un par de minutos entre las dos explosiones.
“Me quedé de pie observando el barco desprendiendo todas esas burbujas. Entonces fue cuando Davey dijo que Fernando estaba abajo. Recuerdo que discutí con él, le dije que se equivocaba, que Fernando había ido a la ciudad, como hacía siempre. Él me dijo: no, Fernando está ahí abajo”.
“En Auckland, tras el atentado, celebramos un funeral en honor a Fernando que quisimos que no se convirtiera en algo triste. Cada uno intentamos contar una historia divertida sobre él. Pero cuando tuvimos que recoger el féretro y abandonar la Iglesia, un peso tremendo cayó sobre mis hombros. Creo que es algo que nunca olvidaré y además considero que no debemos olvidarlo”.
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Steve Swayer, colaborador |
STEVE SWAYER era colaborador de la campaña de Océanos cuando se hundió el RW
“El Jefe del Puerto nos convocó a Willcox y a mí para saber básicamente cuándo y cómo íbamos a sacar el barco del fondo de “su puerto”. En mitad de la conversación, la policía llamó por teléfono desde el muelle. Empezaban a tener luz suficiente, los buceadores habían descendido y acababan de confirmar que la chapa había volado hacia dentro; era obvio que se trataba de una explosión provocada desde el exterior. Desde ese momento, la actitud de la policía cambió por completo”.
“Salí en la televisión australiana diciendo que no podían haber sido los franceses, no podían ser tan estúpidos... pero, en pocos días, se había desenredado la madeja. Como dijo un columnista en un periódico, lo único que faltaba era que se hubieran olvidado una boina, una barra de pan y una botella de Beaujolais.”
BUNNY MCDIARMID es actualmente la directora de Greenpeace Nueva Zelanda, cuando el atentado al Rainbow Warrior trabajaba como marinera.
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Bunny McDiarmid, marinera |
“Nos dijo que habían hundido el barco y asesinado a Fernando. Me dejó trastornada, era incapaz de asumir que Fernando había muerto. Me resultaba increíble pensar que Fernando y el barco habían desaparecido, así, sin más”.
“El Rainbow Warrior ya no pertenece sólo a Greenpeace, ha pasado a formar parte de la Historia de Nueva Zelanda. A los neozelandeses también les pertenece este barco, no sólo a Greenpeace. En muchas batallas entabladas en el Pacífico relacionadas con asuntos nucleares, el Warrior ha sido un símbolo y lo seguirá siendo; cada vez que se hable de él en esta parte del mundo, la gente lo recordará como abanderado de las campañas a favor de un mundo sin pruebas nucleares”.
“Las explosiones me confirmaron que lo que estaba haciendo podía cambiar algo”.
FERNANDO PEREIRA
La noche del 10 de julio de 1985, cuando el RW se preparaba para encabezar una flotilla con destino a Muroroa para protestar pacíficamente contra los ensayos nucleares de Francia, agentes de los servicios secretos franceses colocaron dos cargas explosivas en el casco del barco. La explosión de la segunda bomba supuso la muerte de Fernando Pereira, que estaba en su camarote recogiendo sus cámaras, y el hundimiento de barco.
El mundo se estremeció al comprobar que el Gobierno francés era el autor del ataque. Dos agentes de los servicios secretos franceses fueron condenados a diez años en prisión por homicidio involuntario y siete por incendio provocado. Sin embargo, en los meses siguientes Francia ejerció una fuerte presión sobre Nueva Zelanda y llegó a un acuerdo que permitió a los dos inculpados cumplir condena en una prisión militar en Francia. En poco más de dos años fueron puestos en libertad y regresaron a París, donde recibieron honores y reanudaron sus carreras. Las Naciones Unidas ordenaron a Francia el pago de una compensación económica con la que Greenpeace pudo botar un segundo Rainbow Warrior en 1989.
Internet de Greenpeace
- Página especial 25 Aniversario del Rainbow Warrior
- Noticia: Mañana se cumplen 25 años del hundimiento del Rainbow Warrior de Greenpeace por los servicios secretos franceses