Esta pregunta es un clásico cuando se aproxima el mes de junio. Aunque, obviamente, quisiéramos que hubiera los menos posible, siempre contestamos lo mismo: no se puede saber.
Es el factor meteorológico estival el que determina el riesgo de incendio, pero no es el causante del fuego. La multiplicidad de causas que están en el origen de los incendios forestales hace que el factor humano sea determinante, sumado a una situación estructural de los montes provocada por el abandono rural durante muchas décadas. En caso de incendio, la magnitud, peligrosidad y alarma social vendrá determinada por las condiciones meteorológicas del momento, de la presencia de población afectada o la afección a espacios naturales protegidos. Demasiada incertidumbre para arriesgarse a hacer un pronóstico. Si ha llovido poco o mucho esta primavera sólo indica la presencia de más o menos combustible, pero no anticipa nada más.
Los años 2010 y 2011 fueron años especialmente buenos en materia de incendios forestales y desde Greenpeace percibimos que se enfriaba la preocupación social por los incendios, con todas las consecuencias que eso conllevaba. Y empezaron los recortes en extinción y prevención. Cuando no hay una gestión preventiva de los montes, lo que no se quema un año se acumula como combustible que alimenta futuros incendios y así lo denunciamos en nuestro informe “No podemos bajar la guardia”. Y llegó 2012, el peor año del decenio y uno de los peores de los últimos 20 años.
Con los datos del MAGRAMA publicados recientemente, hasta el 31 de marzo las cifras de incendios y superficie quemada de lo que llevamos de 2013 son significativamente mejores que los de 2012 y que la media del decenio. En estos primeros meses, 2012 tuvo 6.520 incendios más que en 2013, lo que supone un descenso de un 90,9%. Con respecto a la media del decenio, ha habido un 85,3% menos de incendios en 2013. En cuanto a la superficie quemada en 2012, se quemaron 56.070,88 hectáreas más que en 2013, lo que supone una reducción del 96,4%. Y comparando con la media del decenio ha habido un 90,7% menos de superficie afectada por el fuego.
En relación al número de Grandes Incendios Forestales (superficie quemada superior a 500 hectáreas) el año pasado fue un año fatídico, en el que en estos meses fuera de la época estival hubo 9 GIF, algunos de los cuales en zonas de alto valor ecológico como el ocurrido en el Parque Natural de las Fragas del Eume o el de Hermisende (2300 hectáreas calcinadas). La media de los años anteriores es de 6 GIF en este periodo.
De momento, en lo que llevamos de año, no ha habido ningún incendio que haya superado las 500 hectáreas quemadas. El invierno y el comienzo de la primavera ha sido muy húmedo, siendo el mes de marzo el más húmedo en el conjunto de España desde 1947.
No nos cansamos de repetirlo, no hay que bajar la guardia. Recordemos que el año pasado unas 30.000 personas fueron desalojadas de sus casas y 10 personas fallecieron víctimas de los incendios forestales. En lo que llevamos de este año 2013, y fuera de la temporada de máximo riesgo, ya se han producido evacuaciones como las 350 personas desalojadas durante los distintos incendios de Barx, Benidorm, Finestrat y Calpe (Comunidad Valenciana).
¿Cómo irá el año 2013? No hay forma de saberlo, pero sí sabemos cómo se pueden minimizar las catástrofes y evitar la pérdida de vidas humanas: más gestión forestal preventiva, utilización de la biomasa para fines energéticos, más ganadería extensiva, planes de protección de las viviendas y urbanizaciones inmersas en zonas forestales, colaboración cidadana y una buena investigación y persecución del delito de incendios provocados. Quizás no podamos acabar con los incendios, pero sí podemos hacer que sean menos catastróficos.
Mónica Parrilla (@MonicaParrill) y Miguel Ángel Soto (@NanquiSoto), campaña de Bosques de Greenpeace