Hace tres años nadie podía imaginar lo que 4 días después iba a ocurrir en Fukushima. Un terremoto y un tsunami golpearon Japón y con ello comenzó también un desastre nuclear que a día de hoy está lejos de concluir.
En este tiempo hemos descubierto que la verdad, es lo último que reconoce la industria nuclear, y sólo lo hace cuando la evidencia es incontestable. Primero negaron el accidente, dos meses después admitían que la fusión empezó 5 horas después del fallo en la refrigeración. Luego le echaron la culpa al tsunami y, un año después, el informe encargado por el Parlamento de Japón a expertos independientes concluía rotundamente, del mismo modo que había avisado ya antes Greenpeace, que el terremoto y el tsunami no causaron el accidente nuclear, sino los errores del Gobierno japonés, de los reguladores y de la industria nuclear.
Tres años leyendo noticias que evidencian que nada ha terminado, que la gente sigue sin recibir compensaciones y no pasa nada; que las fugas de agua contaminada continúan y no pasa nada; que la industria nuclear sigue “blindada” y no asume los costes de lo que su negocio causa, y no pasa nada. Todo ello mientras Japón sigue con sus reactores nucleares parados, y no pasa nada. Aquí esta la historia de estos tres años, para que tengamos presente cuáles son las consecuencias de un accidente nuclear. Porque los accidentes, también en lo nuclear, ocurren.
Raquel Montón - @raquelmonton Responsable de la campaña Antinuclear de Greenpeace España