Hoy terminan las dos semanas que hemos estado trabajando en colaboración con las autoridades pesqueras de Mozambique en sus aguas nacionales. Hemos navegado a bordo del Rainbow Warrior y ha sido una experiencia muy enriquecedora. Hemos podido observar más de un tercio de las aguas de Mozambique, unos 133.000 km2, y se han sentado las bases de futuros trabajos en apoyo a la investigación y monitoreo en países costeros que más lo necesiten.
Era la primera vez que Greenpeace realizaba una actividad así en el océano Índico con el objetivo de acabar con la sobrepesca. Queríamos conocer de cerca a la flota palangrera que captura atún blanco, también conocido como bonito del norte, además de trabajar en conjunto con las autoridades de Mozambique y colaborar en la monitorización de sus aguas y detectar actividades ilegales como la pesca sin licencia, los transbordos de pescado de un barco a un carguero, etc.
Para las autoridades de Mozambique también ha sido una muy buena experiencia, ya que han podido navegar por zonas a las que normalmente no llegan. Por cierto, que su barco patrulla se llama Antillas Reefer, y fue un barco confiscado a una empresa española por actividades ilegales en sus aguas, pero esa es otra historia...
En varias ocasiones hemos hablado de la situación del atún y de lo que nos podemos encontrar en las conservas de atún en una zona en la que los barcos palangreros que hemos podido observar, tanto japoneses como españoles, tenían como especie objetivo al atún blanco, Thunnus alalunga, o bonito del norte, tan preciado en nuestro país y en muchos otros y que en esta zona del planeta, el atún del norte se captura casi exclusivamente con palangre.
Según la Comisión Atunera del Océano Índico, IOTC por sus siglas en inglés, la situación de la especie está en decadencia por la fuerte presión a la que le estamos sometiendo. Vamos, que o bajamos el ritmo y disminuimos la capacidad de pesca o no nos quedarán atunes en pocos años.
En los barcos que hemos inspeccionados no hemos encontrado ninguna infracción seria, aunque el capitán del primer buque no colaboró con los inspectores de Mozambique y el Gobierno lo ha notificado a las autoridades pertinentes.
Poder subir a estos barcos y ver cómo pescan es bastante impresionante, por los atunes que llegan a bordo y por la gran cantidad de bycatch que les acompaña, como los tiburones. En estas aguas también se practica el denominado shark-finning un problema serio:
entre 26 y 73 millones de tiburones son capturados cada año exclusivamente por el alto valor económico de sus aletas.
La longitud de las líneas de palangre son bestiales: varían de unas flotas a otras, pero pueden ser de hasta 170 km de largo con 3000 anzuelos en las japonesas y de 90 km de largo con 1200 anzuelos en los españoles.
A bordo del Rainbow Warrior, Paloma Colmenarejo (@palomaColme), campaña de Pesca de Greenpeace