Documento - noviembre 1, 2006
Nuestros océanos siguen siendo una de las últimas fronteras: inexplorados, desconocidos y, en algunos lugares, inalcanzables. La mitad del aire que respiramos procede de los océanos. Dependemos de ellos para obtener alimento, esparcimiento y para la propia vida aunque, a menudo, ni nos demos cuenta. A cambio, estamos asfixiándolos con contaminación y destruyendo los hábitats marinos . La creación de una red mundial de reservas marinas constituye una medida clave para detener este proceso de destrucción.