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Greenpeace entrega a la Comisión OSPAR reunida en Tenerife 8 millones de firmas que exigen la protección del Ártico

Comunicado de prensa - junio 21, 2016
La Comisión OSPAR tiene la potestad de dar protección a un área equivalente a la mitad de España, pero Dinamarca, Noruega e Islandia bloquean el proceso. Greenpeace demanda la protección de las aguas internacionales del océano para que no sean explotadas

Un grupo de 18 activistas han entrado en el hotel Botánico en Puerto de la Cruz, en Tenerife donde tiene lugar la reunión anual de la Comisión OSPAR, para hacer entrega a los delegados allí presentes de las 8 millones de firmas con la que personas de todo el mundo exigen la creación de un Santuario Ártico en las aguas internacionales del océano.

Los activistas portaban 80 cajas en las que estaban impresas los nombres de todos los países del mundo de donde provienen las firmas. Además la organización ecologista les ha entregado una memoria USB en la que estaban recogidas las firmas de las miles personas que han mandado sus razones para salvar el Ártico a través del hashtag #voices4arctic Entre ellas está la interpretación al piano de Ludovico Einaudi que ha dado la vuelta al mundo.

"Ocho millones de personas han pedido que se cree un santuario en las aguas internacionales del ártico y los 50 delegados de los 16 países OSPAR pueden aterrizar este movimiento en una acción real, la protección de 226,000 kilómetros cuadrados“, ha declarado Pilar Marcos, responsable de la campaña Salvar el Ártico. ”Lamentablemente Noruega, Dinamarca e Islandia están haciendo todo lo que está en su mano para que esta protección no se haga realidad y el próximo viernes 24 puede que no se avance en su protección", concluye Marcos.

Un ecosistema en peligro

El ecosistema del Ártico se está calentando más del doble de rápido que cualquier otra región del mundo, la superficie total de hielo marino de verano en el Ártico ha disminuido sustancialmente durante los últimos 30 años, y el volumen de hielo marino se ha reducido de manera aún más acentuada. Esto significa que más calor se intercambia entre el océano Ártico y la atmósfera circundante y que la capacidad de reflejo del hielo (el conocido como efecto albedo de la superficie) se reduce en una espiral perniciosa. Por otra parte, el deshielo del permafrost está provocando la liberación de gases de efecto invernadero como el metano que estaba retenido, acelerando más el cambio climático global.

El retroceso del hielo conlleva otros peligros para el océano como son la pesca industrial el aumento del transporte marítimo y la explotación de hidrocarburos que ven el espacio hasta ahora inaccesible y vírgen del Ártico una región llena de oportunidades.

A pesar de estas amenazas y presiones crecientes, este océano frágil y de importancia crítica sigue siendo uno de los menos protegidos en todo el mundo. Greenpeace aboga por la creación de un Santuario Ártico (zona de alta protección que prohíbe todas las industrias extractivas en las aguas internacionales alrededor del polo norte).

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