Greenpeace ha publicado hoy el informe ‘Inundando el corazón de la Amazonia. Los riesgos financieros del negocio hidroeléctrico en la Amazonia’ en el que denuncia los graves riesgos de los planes del Gobierno brasileño de construir grandes proyectos hidroeléctricos en la región Amazónica. Estos planes incluyen grandes y pequeñas presas hidroeléctricas, hasta más de 40, en el corazón de la selva amazónica.
De manera especial, denuncia el proyecto hidroeléctrico de São Luiz do Tapajós, que tendría un muro de presa de 7,6 kilómetros y un embalse que ocuparía una superficie similar a la ciudad de Nueva York, inundaría también parte del territorio indígena Munduruku, tribu que ha vivido en esta región durante siglos. Este proyecto faraónico no sólo amenaza a las comunidades y los ecosistemas locales, también perjudica el clima. La construcción de la presa produciría sustanciales cantidades de gases de efecto invernadero, producto de la descomposición de la vegetación de la selva inundada y el suelo.
Los principales afectados, la tribu indígena de los Mundurukú, llevan habitando la cuenca del río Tapajós desde hace miles de años y todavía viven en la región más de 12.000 miembros, la mayoría asentados en las riberas del río. Sus comunidades dependen del río para su alimentación, como medio de transporte y como forma de expresión cultural y espiritual. La pérdida del río supondrá el fin de su forma de vida.
“Greenpeace está colaborando con el pueblo Mundurukú en su lucha para proteger el río Tapajós, sus bosques y su gente”, ha afirmado Miguel Ángel Soto, responsable de la Campaña de Bosques de Greenpeace España. “Si se construye esta presa, sus promotores serán responsables de aumentar la deforestación, incrementar la pérdida de biodiversidad y poner en riesgo la supervivencia cultural de los pueblos indígenas Mundurukú de la región de Tapajós.”
El informe documenta cómo uno de estos proyectos, la presa de São Luiz do Tapajós, está atrayendo el interés de un buen número de empresas brasileñas y extranjeras del sector de la energía, ingeniería, aseguradoras, entidades financieras, etc. Algunas de ellas con experiencia en otros proyectos hidroeléctricos en la región. Empresas como General Electric, Voith Hydro, Siemens y Andritz podrían participar en este proyecto, pero también empresas españolas como Iberdrola (a través de su socio brasileño Neoenergía) y la aseguradora Mapfre (con su socio Banco do Brasil).
Hasta la fecha, ninguna de estas grandes empresas ha anunciado públicamente sus intenciones sobre este proyecto. Pero otros, como la empresa energética europea Enel, han dado un paso al frente y han anunciado públicamente que no van a participar.
En el caso de las españolas Iberdrola y Mapfre, Greenpeace se ha reunido con representantes de ambas empresas recientemente. De hecho, un miembro de Greenpeace intervino en la Junta de Accionistas de 2016, celebrada el pasado 8 de abril de 2016, y solicitó al Presidente de Iberdrola, Ignacio Galán, una declaración pública de desvinculación del proyecto hidroeléctrico de São Luiz do Tapajós. La respuesta del Presidente fue “esto es una sociedad participada (en relación a su socio Neoenergia); ni gestionamos ni pintamos nada en ese tema, por tanto, son temas de los brasileños que seguro que lo están haciendo de acuerdo con las leyes brasileñas y yo no puedo decir nada más”.
La respuesta de Mapfre ha sido igualmente decepcionante. En una reunión con responsables de Mapfre mantenida en marzo de 2016, la empresa comunicó que necesitan tiempo para analizar los riesgos asociados con el proyecto de São Luiz do Tapajós y que la decisión final se tomará conjuntamente con su socio el Banco do Brasil.
“Detrás de estos megaproyectos hidroeléctricos se encuentran los mismos intereses políticos que trabajan para satisfacer la avaricia de las grandes corporaciones, alimentando el círculo vicioso de la corrupción y el mal uso del dinero público”, ha comentado Soto. "Pero hay una alternativa a este modelo: energías renovables, como la solar y eólica, podrían satisfacer las necesidades de abastecimiento de todos los brasileños, sin destruir la biodiversidad y la forma de vida de las comunidades locales."
La Amazonia es la mayor región tropical del planeta, pero la alta deforestación está provocando la desaparición de esta selva tropical, que cada día se hace más pequeña. Más de 750.000 km² de selva tropical del Amazonas (una superficie similar a Francia) ya ha sido destruida por la agricultura industrial, la ganadería, la tala ilegal, la minería y los grandes proyectos de infraestructuras.
Greenpeace es una organización independiente que no acepta dinero de gobiernos ni empresas para poder denunciar a todas aquellas personas o instituciones que amenazan al planeta. Solo el apoyo desinteresado de nuestros socios y socias hace posible nuestro trabajo.