Comunicado de prensa - junio 4, 2014
Europa debe aprovechar la oportunidad que le brinda la crisis energética actual para impulsar las renovables
Mientras el G7 se reúne en Bruselas para acordar una respuesta a la crisis energética provocada por el conflicto ruso-ucraniano, Greenpeace advierte a los líderes de los principales países industrializados del peligro que supone seguir apostando por los combustibles fósiles. La organización ecologista asegura que esto implica sacrificar la seguridad de Europa y el clima global únicamente en beneficio de las compañías de energías contaminantes.
"Es el momento de que Europa cambie el curso de su política energética y reduzca su dependencia de las importaciones de energías sucias de una vez por todas. Recurrir a combustibles fósiles nacionales no resuelve el problema de la dependencia energética, como se pretende con las prospecciones petrolíferas de Baleares y Canarias. La reducción de emisiones ligada únicamente a la crisis y anunciada ayer por la Agencia Europea del Medio Ambiente no es en absoluto suficiente. Es el ahorro de energía y las renovables lo que puede poner en marcha una revolución limpia, local y de alta tecnología que nos haga completamente independientes", ha declarado la responsable de campaña de Energía de Greenpeace, Marina Bevacqua.
Un informe de la propia Asociación Española de Compañías de Investigación, Exploración y Producción de Hidrocarburos y Almacenamiento Subterráneo (ACIEP) deja claros lo limitados que son los yacimientos del golfo de Valencia, Delta del Ebro y golfo de León. ACIEP calcula que se encontrarían, como mucho, 272 millones de barriles de crudo, una cifra ridícula teniendo en cuenta que España consume 1,5 millones al día y por lo tanto consumiría esta energía sucia en solo medio año como máximo.
La semana pasada la Comisión Europea publicó un plan para reducir la dependencia europea de las importaciones de energía. El documento se centra en el desarrollo de nuevos gasoductos y la explotación de las reservas de combustibles fósiles en Europa, como las prospecciones petrolíferas en aguas españolas. Sin embargo, los propios análisis de la Comisión Europea demuestran que la respuesta está en desarrollar las energías renovables y tomar medidas de ahorro energético:
En 2012, la UE gastó 421 mil millones de euros en comprar más de la mitad de su energía (el 53%) al extranjero. En un estudio de la Comisión que ofrecía diferentes objetivos energéticos siempre conservadores, la propia CE concluyó que la Unión Europea podría reducir las importaciones de energía a más de la mitad para 2050. También determinaba que el consumo de gas de la UE podría reducirse en un 29% para 2030 y un 54 % para 2050. Greenpeace subraya que la eficiencia es la única herramienta capaz de ofrecer reducciones en el uso del gas con rapidez; y las energías renovables ya son la fuente de energía de más rápido crecimiento en la UE.
"Los líderes del G7 no deben seguir consintiendo a las compañías de combustibles fósiles campar a sus anchas, una industria que depende de las mismas fuentes de energía que nos han metido en este problema. Esta actitud mantendrá a Europa anclada a la energía sucia y sacrificará la seguridad y el clima", ha advertido Bevacqua.
Una encuesta de Greenpeace realizada en los países del G7 demuestra que el 75% de sus habitantes piensa que los gobiernos deberían priorizar la eficiencia energética y las renovables para reducir la dependencia de fuentes de energía externas.
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